Uno de los buenos

Uno de los buenos

Conozco a Nico Gutiérrez desde que siendo un crío que acababa de ponerse sus primeros pantalones largos ya estaba defendiendo la libertad en tierra hostil.

Cuando nos conocimos ambos estábamos afiliados al Partido Socialista Obrero Español (PSE) que era como se llamaba entonces al partido socialista en Euskadi. Nico vivía en Miravalles, con sus padres, gente sencilla y comprometida a quien tuve el honor de conocer. Gente que había sufrido mucho a lo largo de su vida y que, a pesar del clima de acoso, se sentía orgullosa de tener un hijo como él.

A lo largo de toda su vida no ha habido causa justa en la que Nico no haya estado presente. Él dirigió durante años SI, la ONG´s de orientación socialista que desarrolló un inmenso y profesional trabajo de cooperación al desarrollo en América Latina y que, gracias a personas como él,  supo librarse de ser fagotizada por el PSOE.

Lo mismo cabe decir de su militancia dentro del PSOE. Siendo un chaval ya trabajaba con concejales del partido socialista en distintos municipios, por ejemplo en Basauri, cuna antaño del socialismo vasco que tuvo un magnífico alcalde, Carlos Berrocal, hombre honesto y cabal con quien Nico aprendió lo mejor del socialismo. Siempre estaba dispuesto a todo: a aprender, a trabajar, a innovar, a echar una mano, a visitar organizaciones vecinales, a repartir panfletos, a poner carteles…

El asesinato de Miguel Ángel Blanco pilló a Nico como Jefe del Gabinete del Alcalde de Ermua, Carlos Totorica. Fue él quien llamó al alcalde (que en ese momento estaba viajando hacia Madrid con un grupo de trabajadores para manifestarse ante el Ministerio de Trabajo) y le informó del secuestro; fue él quien convocó al resto de concejales, quien fue preparando el trabajo, quien con un pequeño grupo esperó al Alcalde en su despacho para lo que posteriormente se desarrolló en esa localidad y todos recordamos como el Espíritu de Ermua…

Nico fue durante años el encargado de organizar en Ermua el homenaje en recuerdo de Miguel Ángel. Desde la escultura de Ibarrola hasta los homenajes en el frontón, las veladas nocturnas con discursos de niños y profesores, los concursos de relatos… Nada de todo aquello que recordamos como el espíritu de Ermua hubiera sido posible sin una persona como Nico impulsando y trabajando incansablemente para sacar adelante cada uno de los eventos.

Después fue concejal en el Ayuntamiento de Miravalles, el pueblo de Josu Ternera. Y allí, en ese entorno hostil, él siguió siendo el chaval risueño y valiente, que le cantaba las cuarenta al terrorista en su propia cara. Los padres del terrorista vivían en el mismo edificio que los de Nico; a veces se lo encontraba en el portal. Un día me llamó para contarme que había montado en el ascensor cuando él ya estaba dentro; y que le miró y le dijo: «Tú, chaval, ándate con cuidado”. Y que él, muerto de miedo, no supo callarse y le espetó .”Tú también…”

Nico se casó con Feli y tuvo una hija, María. Cuando la niña tenía poco más de un año decidieron marcharse fuera de Euskadi “para poder vivir….”. Y es que cuando iban a los columpios del parque con la niña se abría un hueco… nadie se montaba con ella. Se fueron a Fromista, y abrieron un hotelito precioso. Todas las habitaciones eran diferentes; pero todas tenían una cosa en común: un ejemplar de la Constitución en el cajón de la mesilla de noche.

Fueron allí muy felices; la niña creció en un ambiente amable, abierto, sin miedo, sin miradas de reojo…. Pero llegó un momento en el que aquello no pudo seguir, los problemas económicos les atenazaron y tuvieron que volver al País Vasco.

En su historia política (también estuvo conmigo en la fundación de UPyD, y antes en Basta Ya!, como uno más, siempre dispuesto…) Nico siempre se ha dedicado a defender la libertad, la de todos. Ha arriesgado su vida, su comodidad, la de su familia por defender principios y derechos democráticos, por dejar a su hija un país mejor, por derrotar a ETA y por plantarle cara al nacionalismo obligatorio, para que todos pudiéramos vivir en una sociedad más justa.  Y aquí y así sigue.

Nico ha defendido siempre lo mismo y siempre ha sido atacado y perseguido por lo mismo y por los mismos.

Siendo concejal del PSE llevaba escoltas, Ternera le amenazaba y los amigos de Otegi le hacían pintadas; siendo militante del PSE me acompañaba a dar mítines en tierra hostil, como aquel mítico de Ondarroa, en el que había más malos abucheándonos que ertrzainas intentando que no nos pegaran… Y siendo militante de UPyD no se libró del mismo tipo de insultos y amenazas cada vez que ejercíamos nuestro derecho y ocupábamos el espacio público para defender nuestras propuestas. Ahora, como candidato de Vox al Parlamento Vasco, vuelve a padecer esa misma situación. Y es que los malos, como el virus, siguen ahí fuera.

No es probable que el nombre de Nico Gutiérrez aparezca en los libros de historia; pero tú, ciudadano español, votes lo que votes, pienses lo que pienses, seas creyente o ateo, de izquierdas o de derechas…, o de nada… has de saber que si hoy en España vivimos en democracia, que si ETA no triunfó definitivamente y no impuso su modelo totalitario de país, es, entre otras cosas, por personas como Nico Gutiérrez. Tú, ciudadano español que vives en democracia – por fue perfectible que esta sea- hás de saber que Nico Gutiérrez es una de esas personas que lo han hecho posible, que personas como él dignifican el ejercicio de la política y resultan imprescindibles para hacer el bien.  Nico Gutiérrez es uno de los buenos, uno de los nuestros.

Gracias, Nico, querido amigo.

Lo último en Opinión

Últimas noticias