Tus hijos no son tus hijos

Tus hijos no son tus hijos

“Los hijos no pertenecen a los padres de ninguna manera”, Isabel Celaá, ministra de Educación de Pedro&Pablo, Gobierno de España.

Vaya por delante que yo soy partidaria de la educación integral, de que el sistema educativo aborde la educación en valores, la educación sexual… Vaya por delante que soy partidaria de la escuela pública de calidad, sin por ello minusvalorar la educación concertada, que es el sistema que existe en España y que, hoy por hoy, es insustituible. Vaya por delante que creo que en la escuela se educa, no sólo se forma; y que los padres tienen en la educación de sus hijos un papel muy importante pero en modo alguno exclusivo.

Dicho todo eso, la afirmación de la ministra de Educación me parece una absoluta aberración. ¿Cómo es eso de que los hijos no “pertenecen” de ninguna manera a los padres? ¿A quién pertenecen según el Gobierno de extrema izquierda que tenemos ahora mismo en España? ¿Pertenecen al Estado? ¿Pertenecen al Gobierno de turno? ¿Le pertenecen a ella? ¿Le pertenecen a la ministra de Igualdad, que tiene entre los altos cargos de su Ministerio a personas que consideran que la heterosexualidad es una aberración y que el lesbianismo evita que los hombres “manipulen” a las mujeres?

Hay un hermoso poema de Khalil Gibran, «Sobre los Hijos», que resume lo que a mi juicio es la relación de no pertenencia entre padres e hijos.

«Tus hijos no son tus hijos
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,
Pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas,
Porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).
Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”.

Los padres saben que han educado bien a sus hijos cuando ya no necesitan pedirles permiso para actuar, cuando les piden opinión. Eso significa que los hijos son autónomos, que han madurado… ; significa que los padres han tenido éxito en su educación, que han sido un buen arco y has sabido dejarles volar.

No, claro que nuestros hijos no nos pertenecen en el sentido absoluto del término; porque no son una propiedad, no son una mercancía. Pero menos aún son mercancía o propiedad del Gobierno de turno.

Por el mismo motivo que yo no permitiría que trataran de inculcar a mis hijos que la tierra es plana, no consentiría que trataran de convencerles de que la heterosexualidad es una aberración y no es “una manera natural de vivir la sexualidad sino una herramienta política y social que subordina a las mujeres a los hombres”. Habida cuanta que ese es el pensamiento político y la ideología que impregna al Gobierno de la Nación (quien eso afirma es directora del Instituto de la Mujer), me parece natural que los padres quieran conocer, para autorizar o no, el contenido de las extraescolares sobre educación sexual que reciben sus hijos.

Al anunciar que recurrirá la decisión política del Gobierno de Murcia (el Gobierno de Pedro&Pablo desjudicializa los delitos contra la Constitución que protagonizan o promueven sus socios sediciosos e independentistas de Cataluña mientras judicializa las decisiones políticas de los gobiernos que no chantajean al Estado) la ministra ha dicho que “los hijos de los homófobos tienen derecho a ser educados en el respeto”. Ya está bien de pervertir el lenguaje para manipular la realidad. ¿Acaso les parecería bien que les dijéramos que son ustedes tres unas heterofóbicas en lo concerniente a orientación sexual? La homosexualidad no es una enfermedad y la heterosexualidad tampoco lo es. No son homófobos los hombres y mujeres que no creen que la heterosexualidad sea una herramienta para someter a las mujeres. Hay que proteger a los niños del fundamentalismo doctrinario que impregna el Gobierno; los hijos de hombres y mujeres que creen que la heterosexualidad es una perversión tienen derecho a ser educados sin que el Gobierno les imponga su ideario alineador; los niños (incluso los suyos) tienen derecho a ser educados en el respeto y en la no discriminación de toda orientación sexual.

Diré más: los hijos de quienes desprecian la ciudadanía, consideran que los jueces son un peligro y se asocian con sediciosos, proetarras y defensores de la dictadura de Maduro, tienen derecho a ser educados en el respeto a los valores democráticos que nos dimos en la Constitución del 78. O sea, los hijos de quienes nos gobiernan tienen derecho a ser educados en los valores democráticos de la libertad y la igualdad que sus padres desprecian.

Claro que nada de lo que han dicho las tres integrantes del Gobierno es una novedad. A lo largo de la historia de la humanidad toda pulsión totalitaria ha pretendido sustituir la educación en valores por la ideología. Sabemos de qué hablamos: “buenos vascos”, “buenos catalanes”, “buenos alemanes”… Ahora parece que se trata de formar “buenos españoles”, a imagen y semejanza de quienes hoy ostentan el poder político. Pues no; la etapa de la Formación del Espíritu Nacional que fue de uso común durante el franquismo ha sido felizmente superada. Sepa el Gobierno de España que toda la Constitución del 78 está vigente y que todos sus artículos les son aplicables también a ellos. Y que no consentiremos que la educación en el odio y la mentira, que se han hecho enfermedad crónica en Cataluña y en el País Vasco, se extienda a toda España.

 

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