El timo de los ‘Països Catalans’
Sin duda alguna, conocerán el concepto de los Països Catalans, que es el corazón del pancatalanismo. Como el separatismo no tiene bastante con amargar la vida a los que vivimos en Cataluña, se ha inventado que todas las tierras en las que hay catalanohablantes forman parte de esta región imaginaria. Es el típico espacio vital de todos los nacionalismos excluyentes, para garantizar que Barcelona tiene colonias en Valencia, Aragón, el sur de Francia, Andorra e Italia.
Esta ensoñación fanática nos cuesta una pasta a todos los españoles, porque desde la Generalitat de Cataluña -generosamente regada con el dinero público vía acuerdos con Sánchez- se han malgastado auténticas millonadas para alimentar a un sinfín de entidades y activistas separatistas en estas tierras. Recordemos cómo TV3 se veía en Valencia, durante muchos años, gracias a una red de repetidores sufragados por una entidad -Acció Cultural del País Valencià- que recibe generosas subvenciones del gobierno autonómico catalán desde hace décadas, año tras año, sea el partido que gobierne.
A pesar de los intentos propagandísticos de ese portaviones mediático que es TV3 -el medio de comunicación más importante y generosamente financiado del orbe lingüístico en catalán-, el pancatalanismo está en decadencia fuera de Cataluña. A pesar de que el mapa del tiempo de esta cadena es el de los imaginarios Països Catalans, y que cualquier manifestación catalanista de un puñado de personas en Palma o Valencia se convierte, por la manipulación mediática de TV3, en gigantescas concentraciones que representan el «sentir» de los «pueblos hermanos balear o valenciano», el imperialismo separatista está fracasando.
En la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, el partido de Marine Le Pen ha arrasado en las cuatro circunscripciones del Departamento de los Pirineos Orientales, lo que los separatistas consideran que es la Catalunya nord [Cataluña norte]. En todas ellas el RN ha oscilado entre el 45% y el 56% de los votos. Nada nuevo, porque ya en 2022 también ganaron de calle. Y estarán de acuerdo conmigo que Le Pen no es precisamente partidaria ni de los Països Catalans, ni del separatismo. De hecho, ha prometido que, si este domingo consigue mayoría absoluta en la segunda vuelta se acabará la impunidad de Carles Puigdemont para pasearse libremente por Francia.
Vayamos a Aragón, cuya franja oriental limítrofe con Cataluña también es ambicionada por el pancatalanismo (la Franja de Ponent): el Gobierno es de PP y VOX. En la Comunidad Valenciana se da la misma situación. Y en las Baleares gobierna el PP con el apoyo externo de VOX. En Andorra van a lo suyo, y lo que menos quieren es tener problemas con el Reino de España y la República Francesa, así que lo del pancatalanismo les importa bastante poco. Y la ciudad italiana de L’Alguer, en la isla de Cerdeña, es más folklórico que otra cosa. Si no fuera por el PSOE – tanto el valenciano, como el aragonés, como el balear -, los pancatalanistas no tendrían nada que hacer, dado que su presencia en estas tres comunidades autónomas es minoritaria.
Pero como Ximo Puig, Francina Armengol y, en menor medida, Javier Lambán, apostaron por el catalán como lengua oficial de sus comunidades, en detrimento del español, la gente reaccionó. Porque aragoneses, valencianos y baleares no quieren ser colonizados por el separatismo catalán de los señoritos de Barcelona. Los Països Catalans son un timo, pero mientras Pedro Sánchez siga regando con nuestros dineros a la maquinaria propagandística separatista, este falso mito seguirá teniendo presencia pública en un buen número de medios de comunicación locales, autonómicos y nacionales que forman parte del fango sanchista y secesionista.