Tenemos oficialmente el Gobierno más racista de la historia de España

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Después del esperpento dictatorial de esta semana en el Parlamento en el que a cambio de dos decretos irrelevantes Pedro Sánchez ha estado a punto de regalarle a Junts hasta el Santiago Bernabéu, podemos confirmar de forma expresa que ya estamos ante el Gobierno más racista de la historia.
Y es que nunca el fascismo había tenido tanto poder en democracia, lo que pasa que llevamos tanto tiempo escuchando por parte de la izquierda, y desgraciadamente por lo que no es la izquierda también, que Vox es un partido facha que cuando han llegado los fachas de verdad nos ha pillado casi desprevenidos.

Pero en cualquier caso aquí están: como diría Eduardo Inda, levantado muros más grandes que los de Trump en las dos regiones con los gobiernos más racistas de España, que son Cataluña y el País Vasco.

Pedro Sánchez ha inaugurado una subasta por ver qué fascista regional puede ejercer mejor su fascismo, y le ha trasladado las competencias de inmigración a ese partido que dice que los resultados de PISA son malos porque hay demasiados inmigrantes, que es el socio de ese otro partido que dice que hay que expulsar a los musulmanes del Maresme porque se pervierte la catalanidad del territorio.

Esto ha puesto celoso a los racistas supremos de España, que son los del RH negativo del PNV, que además de los más xenófobos, también son los más machistas, o si no que se lo pregunten a Sabino Arana con su famosa frase de «la mujer es vana, es superficial, es egoísta. Inferior al hombre en cabeza y corazón». Todo un ejemplo de feminismo de otro de los aliados preferentes de Pedro Sánchez.

Total, que este Gobierno, que es el mayor aliado que ha tenido nunca la ultraderecha en España, en nombre del progresismo está convirtiendo este país en la cuna del fascismo europeo, que en nuestro caso además de xenófobo y machista también es regionalista con ínfulas y acomplejado.

Es espectacular, pero no hay principio democrático y social que Pedro Sánchez esté dispuesto a respetar y, digo yo, llegará algún momento en el que haya que tomar alguna iniciativa con más trascendencia que otra manifestación más después de las 50 anteriores que han servido para lo justo y necesario.

Cuando Pedro Sánchez se vaya en junio o dentro de uno, dos, tres o cuatro años, de España no van a quedar ni las raspas. Bueno sí, quedarán unas raspas desmembradas en las regiones periféricas en las que serán muy inclusivos, ecológicos y resilientes, pero sin Estado de Derecho, sin mujeres libres y sin musulmanes, porque les rompen las estadísticas en educación.
Qué drama, y qué desgracia de fascistas los que gobiernan España.

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