Tenéis que aplaudir a Sánchez

Pedro Sánchez

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario que se celebró el lunes en Moncloa, Pedro Sánchez ha pedido que le aplaudan los mismos ciudadanos que le tiraron barro haciéndole huir de Paiporta: «Yo recuerdo durante la pandemia, a las 20:00 de la tarde, todos los ciudadanos de Valencia y del resto de España nos convocábamos en los balcones para aplaudir a los profesionales sanitarios. Hoy hay que hacer lo mismo con todos los servidores públicos de todas las administraciones públicas… Todos somos Estado». Sólo le faltó rematar con uno de sus «yo estoy bien» que tan bien lo retratan a él y a su gigantesco ego.

«Si necesitan más recursos, que los pidan», decía Sánchez cuando la gente luchaba sin medios contra el lodo que les sigue sepultando aún hoy. El Estado falló cuando la Aemet de Teresa Ribera no supo pronosticar lo que iba a pasar ni siquiera con un par de horas de antelación. El Estado volvió a fallar cuando la Confederación Hidrográfica del Júcar de la misma ministra para la Transición Ecológica no supo advertir con antelación de los aumentos de caudal en los arroyos y barrancos que estaban obligados a controlar. El Estado les envió sólo a 500 militares de la UME casi sin medios y tardó una semana en empezar a movilizar los efectivos necesarios. El Estado no quiso acondicionar los cauces de los barrancos que causaron los mayores daños, porque la ministra ecologista priorizó la vida de las aves que habitaban en los cañaverales por delante de la vida de los votantes de derechas. Sánchez quiere que aplaudamos a ese Estado que él personifica y que tanto ha fallado a los valencianos.

«Sólo el pueblo salva al pueblo» ha sido el lema con el que damnificados y voluntarios han apretado los dientes y, manchados de barro hasta las cejas, se han puesto a hacer lo que había que hacer, porque no les quedaba más remedio. No es que de repente la DANA los haya convertido a todos en libertarios que luchan por la desaparición de un Estado que se ha demostrado tan inútil como gigantesco. «A la fuerza ahorcan» dice el sabio refrán español. A los valencianos no les quedó más remedio que ponerse a trabajar, ayudados por los voluntarios que, desde toda España, se presentaron al día siguiente para hacer lo que había que hacer, porque a ese Estado al que ahora Sánchez pide que se aplauda, le faltaba poner una póliza en el impreso oficial que antes tenía que cumplimentar cualquiera que pretendiera recibir su ayuda.

En el mejor de los casos podemos pensar que el Estado ha fallado en Valencia por ineficacia de sus dirigentes, aunque sin esa benevolencia casi infantil algunos podríamos observar un interés electoral que rayaría lo psicopático. Y contra esa idea libertaria que ensalza al pueblo y critica al Estado, pretende Sánchez movilizar a sus bases, para que, con aplausos, limpien el barro que los vecinos de Paiporta le tiraron a la cara, arrastrando su ego por el lodo. Lo estoy viendo, a partir de hoy todos los días a las ocho de la tarde los afectados por la DANA y los voluntarios van a soltar las palas, las escobas y las fregonas y se van a poner a aplaudir a Sánchez como sólo saben hacerlo sus ministras.

¡Gracias por salvarnos, Pedro!, tendrá que gritar cualquiera que pretenda recibir la ayuda del Estado. Pues va a ser que no, Pedrito, tú no conoces a los valencianos que en su himno cantan «para ofrendar nuevas glorias a España». Antes de aplaudirte a ti, los valencianos y los voluntarios de toda España que les están ayudando volverán a apretar los dientes y seguirán barriendo sus calles con el mismo cepillo con el que rompieron la luna de tu coche, porque eso es lo único que tu Estado y tú merecéis.

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