PRIMERA LÍNEA

Si PP y Vox negocian mal, se reeditará el Pacte de Progrés

PP Vox

Parece ser que lo importante ya no es desalojar al Pacte de Progrés, como la máxima prioridad. Las negociaciones entre el PP y Vox están en punto muerto y se comienza a rumorear que podría haber repetición de elecciones en Baleares porque los del PP insisten en gobernar en solitario y los de Vox quieren el pacto de gobernabilidad, incluyendo la entrada con carteras en el Govern.

De acuerdo que nuestra democracia es parlamentaria, por tanto, excluyendo contemplar el imperativo de darle credenciales a la lista más votada. Es el todos contra uno, que desde el primer Pacte se ha venido practicando. Pero el resultado del 28M ha dejado muy claro la firme apuesta por desalojar de las instituciones a la extrema izquierda y que el centroderecha recomponga una situación que comenzaba a ser extremadamente preocupante.

Por lo tanto, las elecciones del 28M para una amplia mayoría ciudadana se centraban, vistos los resultados, en desterrar de las instituciones la toxicidad de la reunión totalitaria del PSIB-PSOE, Unidas Podemos y Més.

Si atendemos por un casual a la lista más votada, comprobaremos que al PP, aun eliminando ocho escaños, para neutralizar los ocho de Vox, le quedan otros 18 y 0 Vox; unos escaños que siguen superando los 16 de la izquierda más votada, o sea el PSIB-PSOE. Vox -entiendo yo- debería ser cauteloso en sus pretensiones. De la misma manera que el PP no puede dejar de ser consciente de no tener mayoría absoluta y que su mayoría simple apenas le da alas para una completa autosuficiencia. Las cosas como son.

Nos cuentan que la dirección nacional de Vox tomará parte en el proceso de negociación. Lógico. Porque Baleares es una de las comunidades en las que se juega un órdago en la defensa del bilingüismo y hay serias dudas de que el PP no esté severamente comprometido por la labor. ¿Es preciso que recordemos cómo la Ley de Normalización (Gabriel Cañellas) y el Decreto de Mínimos (Jaume Matas) abrieron la caja de pandora del separatismo?

No puedo imaginar los destrozos que ocasionaría que un miembro de Vox asumiera la cartera de Educación, porque sería como entrar un elefante en cacharrería. La radicalidad de Vox, por otra parte encomiable, requiere un máximo de sosiego en los tiempos que corren y con la red clientelar que ha impuesto Més en el sistema de la educación pública, más todavía. ¿A qué responde que voces desde el separatismo ya hablen de que la inmersión no se toca? Sencillamente porque son conscientes de su poder. Desmontar ese tinglado requiere de mucha mano izquierda, algo de lo que Vox carece.

Luego están las negociaciones por la alcaldía de Palma. El alcaldable Jaime Martínez (PP) en un principio dijo que deseaba tener a su lado a Fulgencio Coll, candidato de Vox. Yo añadiría que haría bien en contar con la número 2, la historiadora Gari Durán, porque es la colaboradora idónea para iniciar el proceso de convertir Palma en la capital cultural del Mediterráneo. Pero resulta que en declaraciones recientes Coll pedía vehementemente entrar en el gobierno municipal y no esperar a la designación de Martínez porque en este supuesto sería complicado reconfigurar la estructura de gobierno. Hay un evidente punto de lucidez en las declaraciones de Fulgencio Coll.

Demasiado lío en las negociaciones entre PP y Vox, que van a darle mucha vida a la extrema izquierda que ya anda relamiéndose las heridas. Cuando el electorado elige de manera mayoritaria que gobierne el centroderecha, debe guiar esa esperanza todo el proceso negociador. En el caso de acabar en la convocatoria de nuevas elecciones, seguro que gana el Pacte porque se las ingeniará para vendernos su diabólico don de estabilidad y muchos serán quienes picarán en ese anzuelo. Ocho años han dado para mucho.

El hecho de que el horizonte inmediato contemple dos votaciones fallidas y veremos qué pasa con la última oportunidad es una excelente noticia para los partidos del Pacte de Progrés, que así verán el cielo abierto para intentar intoxicar al máximo y trasladar a la opinión pública, que ellos son garantes de estabilidad –vaya con su estabilidad- mientras el centroderecha o tal vez la derecha extrema y la extrema derecha (según intoxicación del Pacte) no son capaces de garantizar esa estabilidad que ellos sí se atribuyen.

Todavía es pronto para que adquiera verosimilitud el rumor apuntado, salvo que en efecto, después de dos votaciones frustradas, Vox se empecine en no dar su brazo a torcer y tampoco el PP. Lo que no deberían perder de vista es que el electorado mayoritariamente ha apostado por regresar a la cordura. Caso contrario habremos perdido una gran oportunidad. Y si no, al tiempo.

Lo último en Opinión

Últimas noticias