Si eres supremacista, tendrás una calle en Barcelona
La obsesión del separatismo con eliminar cualquier vestigio relacionado con España de la faz de Cataluña llega a extremos grotescos. Este martes el distrito barcelonés de Sarriá ha aprobado retirar del callejero de la ciudad la vía dedicada a los Reyes Católicos, situada en el barrio de Vallvidrera. Esta iniciativa partió de un grupo de vecinos, vinculados al movimiento secesionista. Votaron a favor los ‘comunes’ de Ada Colau, PSC, ERC y JxCAT. En contra, Barcelona pel Canvi, PP y Cs.
El argumento de estos vecinos para expulsar del callejero a una parte tan importante de la Historia de España como los Reyes Católicos es que “la colonización de las Américas, la expulsión del pueblo Sefarad, la complicidad con la Santa Inquisición o el modelo monárquico y autoritario con el que Isabel I y Fernando II reinaron”. Ya puede Ada Colau prepararse para no dejar ni un solo monarca de la Corona de Aragón en el callejero, porque dudo que los métodos de Jaume I ‘el conquistador’, o de Ramón Berenguer IV, fueran muy diferentes a los de Isabel y Fernando. Pero, sobre todo, ya que la alcaldesa está por echar a lo que considera “fachas” del callejero de la capital catalana, le voy a dar unas cuantas sugerencias de personajes, directamente racistas o supremacistas, que sí deberían estar excluidos del nomenclátor de cualquier ciudad del planeta que no sea un pozo de intolerancia.
Comencemos por Sabino Arana, que cuenta con una calle en la zona acomodada de la ciudad, en el distrito de Les Corts. Que este personaje racista y que se dedicó a extender el odio hacia todo lo que sonara a español tenga este homenaje en el nomenclátor barcelonés, es indignante. A diferencia de las mil firmas que reunieron los vecinos que han acabado con la calle de los Reyes Católicos, formaciones como el Partido Popular, que representan a muchos más barceloneses, llevan décadas pidiendo el cambio de nombre de esta vía. No les han hecho ni caso. A Colau, sin duda, le mola mucho Sabino Arana y su división de la sociedad vasca entre ‘maketos’ y ‘vascos’ de pura cepa.
¿Conocen ustedes a Bartolomé Robert? Más conocido como el “Dr. Robert” fue alcalde de Barcelona durante unos meses, pero su hazaña más destacable, desde el punto de vista nacionalista, fue su querencia por medir cráneos. Se empeñó en estudiar la capacidad encefálica de los catalanes con respecto a la de otras zonas de España, y dio, siendo el primer edil de esta ciudad, una conferencia en la que comparó cráneos y defendió la existencia de una “raza catalana”. Este señor tiene un monumento inmenso en el centro de Barcelona, en la Plaza Tetuán, que ríanse ustedes de La Cibeles o Neptuno. Claro está que fue uno de los fundadores de la nacionalista Lliga Regionalista. Nunca el supremacismo estuvo tan bien premiado.
Vayamos con Pompeu Gener, que tiene una plaza en el barrio costero más emblemático de la capital catalana, la Barceloneta. Posiblemente no conozcan a este escritor, que fue uno de los principales ideólogos del nacionalismo etnicista catalán de inicios del siglo XX. Les dejamos con un par de sus perlas: “En España, la población puede dividirse en dos razas. La aria (celta, grecolatina, goda) o sea del Ebro al Pirineo; y la que ocupa del Ebro al Estrecho, que, en su mayor parte, no es aria sino semita, presemita y aun mongólica [gitana] (…) Nosotros [los catalanes], que somos indogermánicos, de origen y de corazón, no podemos sufrir la preponderancia de tales elementos de razas inferiores”. Y esta otra, que aún es más evidente: “Creemos que nuestro pueblo es de una raza superior a la de la mayoría de los que forman España. Sabemos por la ciencia que somos arios”.
Enric Prat de la Riba es uno de los grandes creadores del cuerpo doctrinal del nacionalismo catalán. Cuenta con una plaza en el distrito de Sarriá. Entre sus numerosos textos, destaca con luz propia el siguiente: “Cataluña tiene la fuerza de la prosperidad económica, con su acompañamiento natural de energías intelectuales, morales y artísticas; la tiene menos intensa, es verdad, que las naciones extranjeras bien gobernadas; pero es, con contadas si bien honrosas excepciones, prácticamente la única dentro de España, la principal representante de la civilización europea en ese fajo mal atado de kabilas africanos que el Estado español encarna”.
Ada Colau tiene faena, aunque siendo prohombres nacionalistas nos tememos que jugará, en este caso, a la ‘equidistancia’. Por cierto, por intentar difundir este tipo de textos entre sus alumnos, para que conocieran la auténtica faz del nacionalismo catalán, el profesor de bachillerato Francisco Oya fue expedientado y sancionado por la Generalitat. Así las gastan.