Sánchez prepara el terreno para el indulto a los golpistas
Pedro Sánchez lleva meses allanando el terreno para poder brindar el indulto a los golpistas catalanes encarcelados por el 1-O. Una prerrogativa de gracia con origen en 1870 que, según se refleja en la actual Ley de Indultos, sólo está en manos del Gobierno y que el socialista, al menos así lo indican sus gestos políticos, no dudará en usar si con ello consigue aprobar los Presupuestos y permanecer en La Moncloa.
El presidente del Gobierno no quiere ni hablar de un adelanto electoral, una realidad que no tendrá más remedio que afrontar si no consigue aprobar las cuentas públicas, a no ser que haga amables guiños a ERC y PDeCAT –sus socios en la moción de censura– y consiga su apoyo en la Cámara Baja. Sánchez, que depende por completo de los separatistas si quiere agotar la legislatura, sigue poniendo sobre la mesa el diezmo que pagará con tal de mantenerse en el poder.
Por este motivo, José Luis González Cussac, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia y candidato del PSOE para asesorar a los diputados sobre la reforma de la citada legislación, ha acudido a la Comisión de Justicia del Congreso y ha defendido de manera abierta el posible indulto para los golpistas encarcelados acusados de rebelión, sedición y, en algunos casos, malversación de caudales públicos. El experto argumenta que no debe limitarse la concesión de indultos porque con el paso del tiempo “cualquier delito puede tener una consideración de menor gravedad”. Toda una declaración de intenciones por parte del presidente Sánchez que terminará, si la sensatez no lo subsana –una cualidad con la que no parece haber sido iluminado, al menos a tenor de sus acciones–, con todos los golpistas catalanes en la calle.