Sánchez paga a catalanes y vascos a costa de esquilmar al resto de españoles

Sánchez paga a catalanes y vascos a costa de esquilmar al resto de españoles

La Conferencia de Presidentes Autonómicos ha servido para comprobar cómo el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez hace primar sus intereses partidistas sobre el interés nacional. La presencia a última hora del lendakari Íñigo Urkullu hacía presagiar que el Ejecutivo y el PNV habían llegado a un acuerdo para permitir al País Vasco 2.000 millones más de deuda pública -a costa de todos los españoles- y ampliar la senda del déficit hasta otros 1.700 millones, a costa del resto de territorios, salvo Cataluña, que también sacará una tajada especial. De modo que la permanencia de Pedo Sánchez en La Moncloa se traduce en que dos comunidades -País Vasco y Cataluña, vitales para la supervivencia política del presidente del Gobierno- se llevarán las porciones más grandes del reparto. Al final, unos podrán gastar más y el resto, menos. Un agravio rayano en la indecencia que demuestra hasta qué punto Sánchez es un tahúr que mercadea de forma innoble con los recursos de todos.

Si el País Vasco Vasco puede tener un déficit del 2,6% -lo que significa que puede gastar más- y Cataluña, a través de una fórmula distinta, más o menos lo mismo, comunidades como Madrid o Andalucía tendrán que hacer un soberbio esfuerzo de contención del gasto para que las cuentas del Estado cuadren y cumplan con las exigencias de Bruselas. Pero como los fondos son limitados y País Vasco y Cataluña van a salir claramente ganando, el resto de territorios saldrá claramente perdiendo. Habrá territorios de primera -los más desleales con el marco constitucional- y territorios de segunda, lo que significa que Sánchez, para seguir en La Moncloa, será el causante de que la desigualdad entre españoles alcance cotas nunca vistas.

Lo peor es que Sánchez va a condenar a territorios como Madrid y Andalucía -donde gobierna el PP- para satisfacer las exigencias de los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes. Es decir, Sánchez paga a vascos y catalanes el precio de su apoyo esquilmando al resto de territorios.

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