Sánchez líder mundial de la extrema izquierda

En septiembre de 2014 la OTAN celebró una cumbre en Newport (Gales, Reino Unido), acuciada por la invasión rusa de Crimea y el ataque del Estado Islámico (ISIS) contra Irak y Siria. España acudió representada por Mariano Rajoy, quien había sustituido a Zapatero menos de tres años atrás. En aquella cumbre de la OTAN de 2014 los Estados miembros se comprometieron a aumentar su presupuesto militar hasta alcanzar el 2% del PIB. Como todos recordamos, Rajoy siguió gobernando hasta la moción de censura de junio de 2018, dejando el gasto en defensa en un minúsculo 0,93% del PIB, igual que estaba en 2014.
Dicen que dato mata relato y que lo que no son cuentas son cuentos. Estos son los datos oficiales proporcionados por la OTAN en 2024. Durante sus años como presidente del Gobierno, Zapatero gastó de promedio 11.583 millones de euros al año en defensa, lo que supuso un 1,13 sobre PIB, dejando este porcentaje al término de su mandato, en plena crisis, por encima del 1%. Rajoy, que fue quien firmó el compromiso de elevar este gasto hasta el 2%, lo que en realidad hizo fue bajarlo. De promedio, Rajoy gastó en defensa 10.077 millones de euros al año -1.500 millones menos que Zapatero-, lo que supuso bajar del 1,13% sobre PIB de Zapatero a un miserable 0,92%, que fue lo que se encontró Pedro Sánchez, que ha sido el que de verdad ha vuelto a subir nuestra inversión en Defensa. De promedio, Sánchez ha gastado 14.642 millones anuales -4.564 más que Rajoy- y en porcentaje, ha subido del 0,92% de Rajoy hasta un 1,25% de media, cerrando 2024 en el 1,28%. Si cumpliera su compromiso de llegar al 2,1%, lejísimos de lo que la OTAN nos exige, habría más que duplicado la inversión en Defensa de los años de Rajoy.
Mariano Rajoy se comprometió con sus socios de la OTAN, dijo que iba a cumplir su compromiso y en realidad lo que hizo fue quitarle cada año más de 1.500 millones de euros a nuestras Fuerzas Armadas. Pedro Sánchez ha hecho lo mismo que el del PP firmando un compromiso que no tiene ninguna intención de cumplir, entre otras cosas porque, aunque quisiera, sus cómplices de extrema izquierda e independentistas no le dejarían hacerlo. Pero, a diferencia de Rajoy, Sánchez ha salido de la cumbre en la que ha firmado ese 5% diciendo a todo el mundo que no lo piensa cumplir y que él se queda en el 2,1%, que es lo máximo que ha conseguido sacarle a Yolanda Díaz.
En realidad, la diferencia es sólo estética. Siempre se ha dicho que hay que desconfiar de quien firma cualquier cosa que le ponen por delante sin negociarla y casi sin leerla, porque eso significa que no tiene ninguna intención de cumplir lo firmado. Personalmente, yo no respeto a quien no cumple su palabra, pero me parece peor quien jura y perjura que piensa cumplir sus compromisos y luego hace todo lo contrario de lo prometido, como hizo Rajoy, que quien desde el primer momento y con toda su cara dura cuenta la verdad de lo que piensa hacer y se enfrenta a sus consecuencias.
La estrategia de Pedro Sánchez está clarísima. El acuerdo firmado dice literalmente que «los aliados se comprometen a invertir el 5% de su PIB anualmente en necesidades básicas de defensa, así como en gastos relacionados con la defensa y la seguridad, para 2035», así como que «la trayectoria y el equilibrio del gasto bajo este plan se revisarán en 2029». Encerrado en La Moncloa, Sánchez piensa seguir aforado hasta 2027 y en ese plazo, dice que no piensa subir del 2,1% sobre PIB que le ha sacado a Yolanda Díaz. Lo que pase con España a partir de 2029 a él le importa un comino.
Sánchez piensa llegar a 2027 como el líder mundial de la extrema izquierda antiamericana y antisemita. No habrá Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, ni Yolanda Díaz que le hagan sombra como radical antisistema. De momento, Sánchez ya ha conseguido desviar el tema de la corrupción para que se hable de su poca vergüenza al asegurar que no piensa cumplir lo que ha firmado, lo que, ante los votantes de extrema izquierda, lo convierte en aún más ídolo. Si Feijóo y Abascal vuelven a cometer los errores del pasado, a Sánchez no lo saca de La Moncloa ni la UCO ni la Justicia, que ya planea descabezar.