Sánchez impone el método comunista chino: prohibido sumar muertos
El pasado 26 de mayo, cuando la cifra oficial de muertos por coronavirus era de 28.752, el Ministerio de Sanidad decidió cambiar de criterio para contar los fallecidos y redujo esa cantidad a 26.834, casi dos mil menos. Tras un ajuste que elevó ligeramente el número de víctimas mortales a 27.136, desde el pasado 7 de junio esa cifra se mantiene invariable, diez días en los que el Ministerio de Sanidad no ha reportado muerto alguno, pese a que las Comunidades Autónomas siguen anunciando fallecimientos. Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias, justificó el cambio de criterio con argumentos ininteligibles.
Lo cierto es que el Gobierno decidió parar el contador de muertos por coronavirus en esos 27.136 y, en contra de las evidencias, ahí siguen. Es como si Pedro Sánchez hubiera ordenado dejar de contar fallecidos, siguiendo el ejemplo de China, que es el único país del mundo, junto a España, que seriamente afectado por la pandemia lleva diez días sin informar a la OMS de nuevas víctimas mortales: 4.645.
El Gobierno de Pekín congeló la estadística en esa cantidad, de la misma forma que el Ejecutivo socialcomunista lo hizo en los 27.136 muertos oficiales. Poco le importa a Sánchez que las estadísticas del Instituto de Salud Carlos III o del Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúen el balance de víctimas en cerca de 50.000. Da la sensación de que al Gobierno le preocupaba que España se convirtiera en el país del mundo con más fallecidos por millón de habitantes y se inventó un nuevo cambio de criterio que, en realidad, es un fraude y una manipulación obscena.
No hay nación democrática en el mundo que haya hecho lo que se ha atrevido a hacer Pedro Sánchez: imponer una estadística fraudulenta que ya ha sido cuestionada por medios como el «Financial Times». El comportamiento trilero del presidente del Gobierno no tiene límites. Este hombre es capaz de esconder a los muertos para distorsionar la realidad. Su espejo de transparencia y veracidad es China: así nos va.