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Sánchez humilla a España ante Sheinbaum

Sánchez humilla a España ante Sheinbaum
  • Pedro Fernández Barbadillo
  • Columnista de Internacional. En la editorial Homo Legens ha publicado 'Eternamente Franco' y 'Los césares del imperio americano'. Su último libro es 'Eso no estaba en mi libro de historia del Imperio español' (Almuzara).

En México, los palos a los españoles tienen la misma función que en España las manifestaciones contra Israel y a favor de Palestina: apuntalar a gobiernos desprestigiados con la designación de un enemigo exterior que vuelva a atraer, al menos, a los que han dejado de apoyarles.

El viernes 31 de octubre, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aprovechó la inauguración en el Museo Arqueológico Nacional de una exposición sobre mujeres enviada desde México para realizar un mea culpa: “Ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios. Hubo injusticia, justo es reconocerlo y lamentarlo. Esa es parte de nuestra historia compartida, no podemos negarla ni olvidarla”.

Desde 2019, los presidentes mexicanos Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) y Claudia Sheinbaum reclaman a la Corona y al Gobierno españoles que presenten disculpas por los abusos y dolores que causó la conquista a los aztecas, derrotados por una coalición de pueblos enemigos suyos y españoles bajo el mando genial de Hernán Cortés.

Albares, sin duda con el permiso de Pedro Sánchez, ha intentado cumplir con la exigencia. Pero Sheinbaum no se da por satisfecha. Se limitó a decir que se trata de “un primer paso”. Como sabemos por la conducta de los separatistas catalanes y vascos, ceder ante los enemigos de España no contenta a éstos y, encima, no lo agradecen.

A pesar de los lamentos de los indigenistas, son la conquista y la colonización españolas las que fundan México. Los gobernantes de la independencia heredan el virreinato de Nueva España casi completo (salvo Cuba y Filipinas) y van perdiendo territorio hasta quedar reducido a menos de la mitad.

Estados Unidos les arrebató en una guerra (1846-1848) California, Texas, Nevada, Utah, Arizona y Nuevo México. Y Francia invadió dos veces el país; en la segunda intervención (1861-1867) estableció un emperador y provocó una guerra civil. Sin embargo, Sheinbaum no les reclama a Washington ni a París disculpas. ¿Por qué? Porque Estados Unidos está muy cerca y no admite estas bromas y la Francia masónica es el modelo de la casta mexicana.

El régimen liberal surgido de la independencia y el régimen revolucionario nacido en 1917 tienen enormes deudas con los mexicanos. Se persiguió a los católicos con tal saña que muchos de éstos se sublevaron en las llamadas “guerras cristeras”, libradas entre los años 20 y 30. Se acogió a los gerifaltes del PSOE, junto con su botín robado en las bodegas del yate Vita. El Estado mexicano perpetró “desapariciones” antes que en Argentina. Las elecciones se amañaban. Y los cuatro presidentes que gobernaron entre 1958 y 1982 cobraron un sueldo de la CIA.

Pero el poder ha tratado de que estos fracasos y conflictos se olviden mediante ataques a los extranjeros, sobre todo a los lejanos y mansos gachupines.

A la erosión de la legitimidad de la casta que ha malgobernado México, se ha unido en los años de los izquierdistas López Obrador y Sheinbaum el desastre de la inseguridad. AMLO prometió “abrazos, no balazos” contra los cárteles y en su sexenio se cometieron casi 200.000 homicidio; 90 al día de media. Sheinbaum, que el 1 de octubre pasado cumplió un año como presidenta, presentó como un éxito la reducción en un 32% del número de homicidios. De todos modos, los asesinatos en esos doce meses ascendieron a 25.760 muertos, cuando en España no llegan a los 350.

Sheinbaum es tan obediente al presidente Trump como lo fueron sus predecesores con los demás ocupantes de la Casa Blanca. Mientras doña Claudia administra a su público soflamas nacionalistas como placebos, ejecuta las exigencias de Trump, que declaró que el gobierno de su vecino tiene una alianza con los cárteles de la droga. De esta manera, ha extraditado a docenas de narcos de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación; y también ha bloqueado las oleadas de inmigrantes que intentan penetrar en EEUU.

Pero España no dispone de ningún argumento, ningún negocio, ninguna amenaza, con la que persuadir a Sheinbaum y su círculo de que ellos pueden perder algo si siguen molestando.

AMLO y su discípula pretenden restaurar en México la “dictadura perfecta” montada por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) entre los años 30 y 90 del siglo pasado. En este partido inició su carrera López Obrador. El nombre que enmascara el proceso es el de la Cuarta Transformación.

Uno de los pasos de esta transformación fue la elección en votación popular de jueces y magistrados el 1 de junio. En ella participó sólo un 13% del censo y ganaron, como no podía ser de otra manera, los candidatos oficiales.

El partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), fundado por Obrador en 2011, domina ahora la presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, junto con el Instituto Nacional Electoral, encargado de organizar las elecciones y los recuentos de votos.

Y mediante nuevas leyes, el Gobierno se ha arrogado facultades omnímodas, como la ley de telecomunicaciones, aprobada en un período extraordinario de sesiones este verano, que le permitirá geolocalizar en tiempo real de todos los teléfonos de los ciudadanos sin el requisito de una orden judicial, implantar la exigencia de datos biométricos a los ciudadanos y suspender las trasmisiones de radio y televisión con el argumento de violación de los “derechos de las audiencias”. Trump, pesadilla de los progresistas y liberales, no dispone de poderes semejantes.

Ahora que el régimen chavista se tambalea en Venezuela, México puede sustituirle. Y Sheinbaum necesita todo tipo de campañas y maniobras para engañar a esa parte de la población que, a fin de justificar su voto, está deseando ser engañada, y aumentar su legitimidad. El Gobierno de Sánchez, tan amigo de las narcodictaduras americanas, le ha servido a la mexicana el corte de audio que quería. ¿Ha sido gratis o a cambio de precio?

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