Sánchez carga contra Putin, pero financia su guerra
Cada vez que Pedro Sánchez carga contra Putin, el Gobierno de Pedro Sánchez compra más gas a Rusia, una contradicción que refleja la profunda hipocresía de un Ejecutivo que está contribuyendo a financiar la guerra del presidente ruso. El Gobierno se justifica en que «no hay prohibiciones de la UE», pero la UE reclama por activa y por pasiva a sus países miembros que reduzcan el consumo de gas ruso. En una respuesta a una pregunta parlamentaria del PP, el Ejecutivo riza el rizo del cinismo al afirmar que «las sanciones económico-sectoriales adoptadas hasta el momento por la Unión Europea contra Rusia no prohíben importar gas natural ruso a los Estados miembros». La respuesta tiene fecha del pasado 12 de abril y se complementa con la ofrecida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de Teresa Ribera, candidata del PSOE a la Eurocámara: «La importación de hidrocarburos, incluyendo el gas natural, es una actividad liberalizada, realizada por empresas privadas, que respetan la normativa nacional y de la Unión Europea». Digamos que lo que está pasando es que Pedro Sánchez está en la vieja estrategia del «con una vela a Dios y otra al diablo», eso que comúnmente llamamos doble moral.
La práctica ruptura de relaciones diplomáticas con Argelia después del volantazo de Pedro Sánchez sobre el Sáhara secó la llegada de gas procedente de ese país, que nos cerró prácticamente el grifo por la alianza estratégica-personal del presidente del Gobierno con el rey de Marruecos. Y en esas estamos: sale Sánchez criticando a Vladímir Putin y a continuación le incrementamos el pedido de gas a Putin, no se sabe si en señal de desagravio o porque este Ejecutivo es un consumado experto en la cuadratura del círculo. Así que ya saben: si el presidente decide seguir en el cargo tras sus días de reflexión y le escuchan dentro de nada decir aquello de que Putin es malo, estén seguros de que el malo sigue haciendo negocio a costa del Gobierno español.