Sánchez acierta pero con retraso
La dimisión de José Ramón Gómez Besteiro es una buena noticia para la política española. La serie de informaciones que les hemos ofrecido en OKDIARIO han puesto negro sobre blanco la falta de ejemplaridad mantenida por este dirigente durante los 16 años que ha durado su carrera política. El decaimputado gallego utilizó su paso por la concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Lugo y la Presidencia de la Diputación a beneficio propio, uno de los peores pecados que puede cometer un representante público. Después de defenderlo en repetidas ocasiones, Pedro Sánchez ha hecho bien en reconsiderar su postura y obligarlo a dejar el puesto orgánico de secretario general del PSOE gallego. No obstante, la intervención del líder nacional es tan correcta como tardía.
El PSOE y su candidato a presidir el Gobierno de España tendrían que haber actuado con más diligencia a la hora de enseñarle la puerta de salida a un hombre que deberá responder ante el Juzgado de Instrucción número 1 de la capital lucense por delitos tan graves como cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, fraude de las Administraciones Públicas, fraude de subvenciones y delito continuado de malversación de caudales públicos. Un pastel delictivo desmenuzado gracias a las informaciones exclusivas que hemos publicado durante la última semana. Destacan los 36.000 euros en metálico de origen desconocido que recibió en 2005 y los 8.000 de la misma naturaleza que le ingresaron en 2010.
Besteiro deja su cargo «sintiéndose inocente». No obstante, las sensaciones y los hechos objetivos suelen ser dos cosas muy distintas, sobre todo en política. El ya ex secretario general de los socialistas gallegos se va sin aportar una sola prueba documental con la que pueda sostener su inocencia. Tampoco ha explicado cómo compró una vivienda a un constructor por 32.000 euros menos de su valor en el mercado cuando, casualmente, era concejal de Urbanismo. Demasiadas dudas y sospechas para salir indemne de un proceso judicial que no ha hecho nada más que comenzar. Gómez Besteiro es un claro ejemplo de por qué la corrupción se ha convertido en el segundo problema que más preocupa a los españoles según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Una rémora nociva para la salud y la imagen de nuestro sistema democrático. Los partidos políticos, por tanto, tendrán que combatir esta problemática con honestidad y eficacia. Anteponiendo los hechos a las palabras.