El Rey se gana el trono
Felipe VI se ha ganado el trono definitivamente por su implicación para acabar con el golpe de Estado de los independentistas catalanes. Así como su padre, Juan Carlos I, conquistó el respeto de todos los españoles con su decisiva aparición durante el 23 de febrero de 1981, el actual Rey ha sabido situarse adecuadamente en el centro de la escena para marcar con su estela el camino a seguir por representantes públicos y ciudadanos. En unos Premios Princesa de Asturias de gran calado político, volvió a insistir con acierto en que «Cataluña será parte esencial de la España del siglo XXI». Un plan de futuro que no concibe sin la presencia destacada de la comunidad autónoma. El jefe del Estado insistió también en que «este inaceptable intento de secesión» se solucionará a través de nuestra norma máxima: la Constitución, reforzando así el sistema de monarquía parlamentaria que nació en 1978 y que nos ha dado el mejor y más próspero periodo de nuestra larga historia como nación.
Una manera sutil pero firme de apoyar el pacto de los grandes partidos constitucionalistas para aplicar el artículo 155 de la Carta Magna. Esta edición de los Premios Princesa de Asturias han tenido una gran carga institucional, amparada también en la presencia de tres grandes autoridades europeas como Jean-Claude Juncker, Donald Tusk y Antonio Tajani. Todos ellos han insistido en el respeto al Estado de Derecho. Sus palabras refuerzan la unidad de España ante la comunidad internacional. Justo el ámbito que tratan de ganar los golpistas a través de sus falacias, recogidas y amplificadas por el altavoz de los medios extranjeros paniaguados por la Generalitat. Entre los discursos de los tres políticos comunitarios ha destacado el del presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, que ha terminado su alocución con un elocuente «¡Viva el Rey!».
Un Rey que en su discurso del 3 de octubre —dos días después de la celebración del referéndum ilegal— ya fue el resorte que movilizó a millones de españoles para sacar sus banderas y defender en las calles y en las plazas la legalidad vigente. Hoy ha perseverado en el «trabajo en equipo, la unidad de propósito y los ideales de unidad en la diversidad». Palabras que deben alentar a nuestros representantes públicos para finiquitar el golpe de Estado y devolver la tranquilidad necesaria al país. Algo imprescindible para que continúe nuestra progresión económica, cívica y social. Felipe VI, con un tono diferente al de su mensaje de principios de octubre pero con la misma solidez, ha vuelto a recordar que el Estado de Derecho jamás estará en peligro si todos remamos con el viento a favor de los principios constitucionales. Ante los planes sediciosos que llevarían a Cataluña hasta una situación de aislamiento, división y pobreza, hay que reivindicar la unidad de actuación como fórmula para conquistar el mejor futuro posible para todos los españoles.