La reunificación del centroderecha

La reunificación del centroderecha

La derrota en número de escaños -que no en votos- del centroderecha en las elecciones generales del domingo pasado, han sumido a todo el espacio liberal-conservador en una suerte de desánimo fruto de dicho resultado, incluso entre quienes, como Ciudadanos, aumentaban el número de escaños, o, como VOX, conseguían representación parlamentaria, cuando antes no la tenían.

Es cierto que ambos partidos trataban de parecer eufóricos en sus discursos del domingo por la noche, al tratar de clavar el ataúd del PP para enterrarlo y hacerlo desaparecer del mapa, pero una cosa es que eso lo deseasen, y otra que eso vaya a suceder. Su euforia no puede ser más que pasajera.

En el caso de Ciudadanos, porque en su mejor momento y en el peor del PP no han conseguido sobrepasar a los populares. Al igual que en un partido de baloncesto, la remontada sólo culmina cuando el equipo que va por detrás consigue ponerse, al menos, un punto por delante, y eso no lo logró el partido de Rivera: el PP sigue siendo el principal partido de la oposición y el primero del bloque del centroderecha.

En el caso de VOX, porque ellos mismos habían incrementado tanto sus expectativas que los veinticuatro escaños les saben a poco, cuando muchas encuestas les daban cerca de cuarenta, sin contar alguna otra que les adjudicaba setenta.

Y en el caso de ambos, porque los dos partidos saben perfectamente que su adversario común, Sánchez, ha logrado una mayoría suficiente, dada la fragmentación del Congreso, como para que sea la única opción que puede intentar formar Gobierno, y que dicho Gobierno va a tener que recibir los apoyos de los populistas y comunistas de Podemos y de los independentistas. Y saben que eso ha sido posible por la división del voto del centroderecha, de aquel voto que se concentraba antaño en el PP y que ahora se distribuye entre tres partes.

Por otra lado, en el PP, lógicamente el más afectado por su mal resultado electoral, deben sobreponerse rápidamente, analizar los fallos que haya podido haber y los motivos por los cuales el electorado no ha reconocido al PP como el gran partido de centro de España que es, entendido el centro como una acción de ejercer la política que busca el bienestar de todos: la izquierda sólo pretende beneficiar a una parte de la sociedad, lo mismo que quienes sólo se fijan en la parte derecha de la misma. Ciudadanos, por su parte, confunde el centro en la política con la equidistancia entre las diferentes posiciones ideológicas. Mientras, el PP, desde su refundación, con sus aciertos y sus errores, ha perseguido siempre el bien de todos, desde una ideología liberal-conservadora en el espacio de centroderecha, sí, que es la propia de dicho partido, pero con la intención y el espíritu de gobernar para todos, sin distinción entre ideologías, derechas o izquierdas. Eso es el centro, y eso es lo que representa el Partido Popular.

Por eso, es esencial que el PP se levante tras la dura caída, se ponga manos a la obra y prosiga con su labor. El centro político siempre ha sido suyo, también en la pasada campaña electoral, y seguirá siéndolo por la sencilla razón de que el resto de partidos renuncian a afrontar el gobierno de esa manera, sin distinción ideológica a la hora de buscar el bien de todos.

Urge, por tanto, que el PP se rearme y lidere la reconstrucción del centroderecha, que no puede seguir dividido. Como principal partido de la oposición y como principal partido del centroderecha, debe marcar el camino de la vuelta a casa de todas las personas que se sientan simpatizantes de la ideología liberal-conservadora.

Pablo Casado debe liderar esa ingente tarea: desde la reconstrucción del PP, Casado -sin él, a buen seguro que la caída del PP habría sido mucho mayor todavía- debe liderar la reconstrucción de todo el centroderecha, con la mano tendida -como ya hizo en la campaña electoral y ha vuelto a hacer tras las elecciones- hacia el resto de formaciones de dicho ámbito. Si los dirigentes de dichas formaciones vuelven a rechazar esa mano tendida, a buen seguro que los votantes de dichos partidos no lo harán y ellos sí se sumarán a la reunificación. Sólo así será posible que el centroderecha recupere el Gobierno, desde el liderazgo de quien representa la centralidad de la vida política española.

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