Retroceso socialista

Retroceso socialista
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En pocas décadas la Comunidad de Madrid ha pasado de ser una ciudad de funcionarios, capital administrativa del reino, pero sin especial relumbrón ni empuje, a convertirse en el motor financiero y económico de España. No es ningún secreto cómo se ha realizado esta transformación; ha sido gracias a unas políticas liberales, que han operado en esta urbe una transformación con escasos precedentes en cualquier otro lugar de Europa. La estabilidad de los Gobiernos regionales ha sido un factor clave; un cambio así no se logra ni en una ni en dos legislaturas.

Todo esto puede irse al traste –y en corto espacio de tiempo– si Ángel Gabilondo (PSOE) se convierte en el nuevo presiente autonómico con el apoyo de la extrema izquierda. Y decimos “en corto plazo” por dos motivos: con semejantes socios de Gobierno, nadie imaginará que las políticas puestas en marcha serán especialmente amigas de la inversión y el crecimiento y, en segundo lugar, porque a Gabilondo se le podrá acusar de muchas cosas, pero no de no ir de frente.

Su idea de recuperar el impuesto de sucesiones ya es una declaración de principios de por dónde piensa avanzar en política económica para lograr el apoyo de los madrileños. Penalizar la propiedad en base a onerosos gravámenes impositivos no sólo es una injusticia de libro, que afecta especialmente a las personas de rentas medias y bajas, sino que también es toda una muestra de sus intenciones –en sentido negativo– de hacia dónde tiene pensado conducir sus esfuerzos: hacia el culto al Estado y la confiscación fiscal; es decir, hacia una mayor desigualdad, porque la riqueza será menor y acabará concentrada en menos manos, mientras que el nivel medio de vida decrecerá a ojos vista. No digan que no lo avisamos.

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