La reconquista de España pasa por Madrid… si el centroderecha se une

La reconquista de España pasa por Madrid… si el centroderecha se une

Retener la Comunidad de Madrid y recuperar su ayuntamiento son buenas noticias para el centroderecha, y no sólo por el valor objetivo de estas dos plazas, sino también porque la victoria en la real villa y corte suele actuar de vanguardia histórica al marcar una hoja de ruta que, tarde o temprano, acaba conduciendo al Palacio de La Moncloa. Ahí están los significativos casos de Tierno Galván (1979) y Felipe González (1982); de Rodríguez Sahagún (1991) y Aznar (1996); y de Gallardón (2003) y Rajoy (2011). El caso de Zapatero, por lo triste y excepcionalmente oscuro del 11-M, queda al margen de la estadística.

De esta jornada electoral aún se puede extraer una lección más, en este caso situando el foco en las elecciones europeas: si la derecha concurre dividida, el margen de victoria del PSOE es mayor. En estos comicios al Parlamento Europeo hemos visto al PP sacar 12 diputados; a Vox, 3; y a Ciudadanos, 7; unos datos que palidecen frente a los 20 diputados del PSOE y los 6 de Podemos-IU. Si la unidad hace la fuerza, este consejo resulta especialmente útil para el centroderecha en España, donde la Ley D’Hondt favorece, redondeando por arriba, al partido que queda en primer lugar.

En un país todavía hoy sociológicamente ubicado hacia el eje centroizquierda más nacionalismo, que las fuerzas del centroderecha concurran divididas es un suicido estratégico para sus intereses. Hasta que no se reproduzca en el futuro una operación similar a la que comandó José María Aznar a comienzos de los años 90, cuando logró aunar en torno a su figura desde antiguos socialdemócratas de UCD hasta democristianos, pasando por azules y liberales, la derecha no tiene nada que hacer. Entonces, Aznar convenció a todos de algo obvio: aquello que les unía era mucho mayor de lo que les separaba. También contaba a favor de su argumento con la misma duración del felipismo, a todas luces excesiva, pero dispuesto –y capaz– de durar y durar. Para alcanzar la victoria, los egos supieron embridarse y abrir paso a la lógica. Confiemos en que la derecha del siglo XXI aprenda las lecciones del pasado. Así no haría falta que Sánchez esté otros catorce años en el poder.

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