Radiografía de la España real

Radiografía de la España real

Las colas de personas para recoger bolsas de comida cada día son más y más largas. La imagen es el retrato más áspero de una España real, la fotografía más dura de una nación maltrecha por la incapacidad supina de un Gobierno que presume de haber desplegado un escudo social que es una falacia, una entelequia. En una de esas colas interminables, una mujer habla claro: «A todos los trabajadores de la empresa (prestaba sus servicios en el sector de la hostelería) nos mandaron a un ERTE y aún no he cobrado nada». La mayor parte de quienes aguardan recibir su bolsa de comida eran personal de restauración, conserjes de edificios, cuidadoras de niños, trabajos todos ellos que no se pueden realizar de forma telemática.

A día de hoy, un millón de personas sigue sin cobrar las prestaciones que les prometió un Gobierno que todavía hoy se jacta de no haber dejado a nadie tirado, cuando las «colas del hambre» se suceden y revelan con toda su crudeza el estado real de un país que se ha cansado de las soflamas de un Ejecutivo inoperante.

La parroquia de San Ramón Nonato, en Puente de Vallecas, una de las más de cien que en Madrid entregan comida a diario a las familias golpeadas por el coronavirus, atiende cada día a más de 1.800 personas, el triple de lo habitual. Son personas de perfiles muy variados, gente que nunca se hubiera imaginado en estas circunstancias.

El Ejecutivo socialcomunista parece ciego ante la evidencia y presume de eficacia, exhibiendo como un triunfo que más de cinco millones de personas reciban en la actualidad prestaciones del Estado, pero quienes forman parte de las largas «colas del hambre» son los grandes olvidados. Las imágenes no son del agrado de un Gobierno que presume de desplegar un «escudo social» que para las centenares de miles de personas que siguen sin cobrar un euro son un mero ejercicio retórico.

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