¿A quien beneficiaría un acuerdo PP-PSOE?
Se discute estos días sobre la posibilidad de que el PP apoye los presupuestos generales del Estado. El PSOE invoca dicho apoyo, aunque con la boca pequeña y sin actos que lo justifiquen. El PP echa balones fuera diciendo que no han negociado nada, y que, como no podía ser de otra forma, la conditio sine qua non es que el PSOE rompa con Podemos. Lo dice también con la boca pequeña, pues en Génova no se atreverían a un apoyo así, aunque pudieran venderle a sus electores que, gracias al PP, Podemos saldría del Gobierno.
En artículos anteriores, he sostenido que la gran coalición debería haberse producido hace por lo menos diez años. Suscribo la tesis, defendida por el diputado José María Figaredo durante la campaña electoral de noviembre del año pasado, de que existe un gran tricentrito formado por PP-Cs-PSOE, y que lo natural sería que dicho tricentrito pactase. Por eso hablé de aquello de ir “del trifachito al tricentrito”.
Siguiendo esas mismas teorías, creo que un acuerdo PP-PSOE (sea de gran coalición, o de presupuestos a cambio de ortodoxia y la cabeza de Podemos), sería posible, razonable, comprensible ideológicamente y conveniente para España. Ahora bien, el gran problema de dicho acuerdo sería valorar a quien beneficia, pues ello nos permite comprender las posiciones de unos y otros.
La opción que ahora se plantea no es nueva. Alemania lleva años con una gran coalición entre la CDU-CSU y el SPD. Electoralmente, ha beneficiado a la derecha (CDU), aunque sin pérdidas irreparables para los socialistas del SPD. En Grecia, aunque no hubo gran coalición, el socialista PASOK fue aniquilado por haber sido el encargado de aplicar las políticas de la troika. En Francia, el histórico PS se desplomó, siendo arrasado por el nuevo partido de Macrón. En España, el PSOE ha resistido pese a la derrota de 2011, y ha vuelto al poder contra todo pronóstico.
Hay que tener en cuenta que el gran logro de Pedro Sánchez en política ha sido y será salvar el PSOE (pues a España poco le ha aportado, aparte de eso). El Dr. Sánchez conoce todos los antecedentes internacionales, y naturalmente le aterran: ver al PSOE aniquilado pasto de Podemos es su peor pesadilla. Y Sánchez sabe que la gran coalición, o el pacto sucedáneo, abren esa posibilidad. Lo cual, ahora que por fin parece que gana lo que queda del pulso contra Iglesias, sería su ruina. Por eso dice lo del apoyo con la boca pequeña y, en todo caso, manteniendo a Podemos (mientras lo sigue devorando).
Considerados todos estos elementos, resulta inconcebible que el PP no tenga una actitud algo más proactiva en relación a un pacto que le beneficiaría. Resulta sorprendente que no diga que sí, pidiendo en bandeja de plata la cabeza de Podemos. Sus electores lo comprenderían, los votantes de Cs hallarían razones para el paso definitivo al PP y buena parte del socialismo procedería como en 2011 (dejando ganar al PP, vía abstención). Sin embargo, Casado y sus muchachos tienen miedo…Acostumbrados a seguir los pasos del PSOE en casi todo, creen que Vox acabaría con ellos. No han entendido todavía que el PP no es una fuerza de derechas pura, sino un centro socialdemócrata que, a diferencia del PSOE, gestiona bien: el socialismo que sabe gestionar. Mientras el PP no asuma ese rol, no podrá dar el salto al Gobierno. A eso se refería Aznar cuando dijo que debían enfrentarse al Gobierno “como si Vox no existiese”.
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