¿Por qué tengo yo que respetar a todos los jueces?

¿Por qué tengo yo que respetar a todos los jueces?

¿Por qué tengo yo que callarme y acatar sumisamente que el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional haya dejado que una caterva de acémilas haya vapuleado colectivamente a la Guardia Civil? Alsasua, un zulo de proetarras –donde no se conoce otra cosa buena que el nacimiento de una gloriosa dinastía de cocineros, los Oyarbide– es un poblado de ‘Far West’ brutal.

Allí, no sólo se acepta que una cuadrilla de borrachos proetarras pateen a unos cuantos y festivos números de la Benemérita, sino que, además, se jalea la agresión, se constituye una asociación, probablemente ya engrasada por el indigno Gobierno filoterrorista de María Chivite, es recibido este grupo de forajidos con todos los honores en la antigua, y muy añorada, Diputación Foral, y para colmo recibe el visto bueno de este magistrado Moreno para que el grupo insurgente celebre una sarao en el que ya directamente, después de a ver machacado a la Guardia Civil se exige a las autoridades pertinentes el “Osga Eguna”, expulse sin miramientos al destacamento de la Policía que aún permanece en aquel pueblo.

Algo que puede suceder más pronto que tarde, dado que quiénes forman el grupo de gobernantes que se han alzado con el poder en el Viejo Reino, y qué presidente y qué ministro del Interior, todavía están en el machito español. En cuanto a Pedro Sánchez, ¡qué decir!, ha vendido la dignidad de su partido y se ha convertido en cómplice directo de toda fechoría –la citada incluida– que en adelante puede efectuar su congénere Chivite y la pandilla de filoetarras que le acompañan en la toma de Navarra.

Es de suponer que a estas horas la Guardia Civil, sus profesionales de todo rango, ya sepan que se avecina para ellos: la salida vergonzante de Alsasua programada y realizada en directo por otro juez, Marlaska, que un día fue un bastión contra el terrorismo, y que, ahora, es conmilitón desde el Gobierno de Bildu, la sociedad de mangantes heredera de la peor ETA. ¡Qué desvergüenza!

Lo último en Opinión

Últimas noticias