Prisión permanente revisable para asesinos como el de Laura
Tras cuatro días de intensa búsqueda, los peores presagios se han cumplido. Este lunes Laura Luelmo ha sido hallada sin vida entre unos matorrales a las afueras de la localidad de El Campillo (Huelva). Al cuerpo de la joven profesora aún no se le ha practicado la autopsia que determinará la razón y hora de la muerte, pero los primeros indicios apuntan a que fue violenta. La Guardia Civil todavía no ha comunicado la existencia de ningún sospechoso por el crimen de la zamorana recién llegada a este pueblo onubense de 2.000 habitantes, aunque lo cierto es que todo apunta a un asesinato que entraría en los supuestos en los que se aplica la prisión permanente revisable.
La muerte de Laura ha azotado una vez más la conciencia de la opinión pública y ha avivado el debate sobre el uso de esta máxima pena de cárcel tipificada en el Código Penal español aprobada en el Congreso de los Diputados en 2015 con sólo el apoyo del PP. Un castigo que tiene como objetivo impedir que los delincuentes más peligrosos sin capacidad de reinserción vuelvan a poner en peligro la seguridad de los ciudadanos. Eso sí, como su propio nombre indica, la pena está sujeta a revisiones que pueden dar de nuevo la libertad al reo.
La investigación alrededor de este crimen de Huelva aún necesita avanzar, pero de lo que no cabe duda es que al culpable de acabar con la vida de Laura Luelmo de una manera tan vil, cobarde e inhumana debe aplicársele la máxima condena posible. Y, si la legislación lo permitiera, matizando el aspecto reversible de la condena porque tal y como decía el político galo Montesquieu: “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”.
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