¿Primarias democráticas o caciquismo?

¿Primarias democráticas o caciquismo?

Las Primarias del Partido Popular deben estar regidas por los inexcusables principios democráticos para que no devengan en una cacicada decimonónica. Ciertos comportamientos del PP de Cantabria son impropios de una gran marca política en pleno siglo XXI, ya que contravienen la limpieza y ejemplaridad que han de acompañar a los populares —y a cualquier partido serio que se preste de ello— en su nueva etapa. OKDIARIO desvela en exclusiva una serie de presiones que son inadmisibles. Así, hay listas de compromisarios —decisivos en la elección del próximo presidente de la formación durante el Congreso Extraordinario de los días 20 y 21 de julio— donde el equipo de Soraya Sáenz de Santamaría señala a los que son «presionables» o no «presionables» en un seguimiento ignominioso.

En la lista de la vergüenza figuran los nombres y apellidos de 55 compromisarios que votarán el próximo sábado en el cónclave de Madrid y junto a sus nombres hay añadidos como «hermetismo», «hay que estar pendiente de él» o «hay quien duda». Semejante seguimiento y tales anotaciones parecen más propias de las prácticas de una famiglia que de una delegación seria y comprometida con la limpieza de un envite que será fundamental para el partido que conforman y, dado su peso en España, para el propio futuro del país. En ese sentido, la delegación que controla el exministro Íñigo de la Serna debería desterrar este tipo de prácticas. Actuar de esa manera no beneficia ni a Soraya Sáenz de Santamaría ni a Pablo Casado, sólo daña la imagen y la legitimidad de los resultados del PP en una cita tan importante como la del próximo fin de semana.

Hasta el momento, Cantabria se ha convertido en un constante foco de sospecha que en poco o nada ayuda a cimentar el futuro de los de Génova 13. Cualquier estrategia basada en el engaño acaba mostrando la realidad de sus costuras tarde o temprano. Con casos como el de la papeleta de los compromisarios para favorecer a Sáenz de Santamaría —y al propio De la Serna— o el reparto de papeletas fraudulentas con idéntico fin por parte de la tía exmonja del segundo, la región cántabra se convierte en el ejemplo de lo que el Partido Popular no debería ser en su futuro. Está en juego la prevalencia del centroderecha español y la posibilidad de conformar una alternativa sólida ante independentistas y populistas. Empezar así es una forma de malograr el camino. El Partido Popular será limpio, regenerador y ejemplar o no será nada.

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