Los Presupuestos Generales, ¿por el bien de España?

Los Presupuestos Generales, ¿por el bien de España?

El PSOE ha dado capítulos para la historia en sus últimas actuaciones. Todos conocemos el «no es no», la defenestración de Sánchez y  posterior golpe de mando para alcanzar el objetivo de la investidura de Rajoy. La excusa que se ha dado desde las filas oficialistas es que esta difícil decisión —la del cambio de rumbo— se ha dado, asumiendo que con ella sacrificaban a la organización, «por el bien de España, por responsabilidad de Estado». Perdida la credibilidad de los socialistas y con ella la de sus representantes, la siguiente batalla es la de los Presupuestos Generales del Estado.

No se entiende, pero el PSOE parece convencido de que Rajoy merece gobernar aunque se camuflen en aquello de que ir a unas terceras elecciones era un crimen —eso no lo plantearon cuando tuvimos que ir a unas segundas—. No han sido pocas las voces que han advertido de que la decisión del grupo socialista de apoyar la investidura de Rajoy sin pedir una sola condición era un error incomprensible —escúchese a Borrell—. Y por mucho que la dirección socialista insista en que eso precisamente ha sido así porque una cosa es «apoyar la investidura» y otra muy distinta «apoyar para gobernar», no encaja bien.

Nadie cede el paso amablemente, ayudándote, para darte con la puerta en las narices o ponerte la zancadilla para que caigas. Porque si esa es la estrategia del PSOE, tal y como señalaba Madina cuando en una entrevista dijo que en esta legislatura los del PSOE iban a «crujir vivo» a Rajoy desde la oposición, ¿dónde está la responsabilidad de Estado? ¿Dónde está ese sentimiento de constricción por el bien de España? La dirección socialista anuncia que para los Presupuestos Generales del Estado el PSOE está preparando un ‘NO’. Que ahora le toca comerse el sapo a otros, posiblemente nacionalistas —puede que catalanes— para que el carro siga caminando. O sea, el juego de la patata caliente. El problema en todo esto es que el PSOE carece de credibilidad. Diga lo que diga ya no hay quien se lo crea. Y amenaza tormenta cada vez que tienen que votar algo.

Creo que viviremos esta situación cada vez que tenga que tomarse una decisión en el Congreso. Les supondrá una batalla interna dejando un erial para cuando Díaz quiera presentarse a capitanear lo que quede entre las cenizas. El chantaje del PP está ganado antes de empezar a jugar: cada vez que pueda ver peligrar una decisión, apelará al bien de España y amenazará con pulsar el botón de las nuevas elecciones que tanto pavor genera en el PSOE. Ya conocemos la ‘técnica Rajoy’: quedarse quieto y ver cómo los demás bailan a su alrededor y hasta caer de bruces. Incluida España.

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