Podemos es casta universitaria

Podemos es casta universitaria

No hace falta ser Shakespeare en ‘Hamlet’, ni siquiera profesor de universidad, para saber que algo huele mal en los 17.000 euros que cobró Carolina Bescansa por asesorar a Podemos. Su propio partido le pagó estos emolumentos camuflados tras contratos ‘fantasmas’ en calidad de profesora de la Complutense. Una mera excusa para que pudiera cobrar sin incurrir en evidentes incompatibilidades por trabajar para los morados al tiempo que desarrollaba su labor docente. La teórica consultoría externa para su propio partido resulta tan extraña como los casos de Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero, dos de los desafortunados protagonistas de la casta universitaria sobre la que se asienta Podemos desde su aparición en la escena pública. Y es que la relación con los centros educativos nunca ha sido el fuerte de la formación dirigida por Pablo Iglesias a pesar de su pretendida cercanía. Basta recordar que la Universidad de Málaga, sin ir más lejos, inhabilitó a Errejón por cobrar una beca de 1.800 euros al mes sin ir a trabajar. Por su parte, la Complutense abrió un expediente a Monedero por cobrar 425.000 euros del Banco Alba sin solicitarles autorización de compatibilidad.

En este caso, llama poderosamente la atención la autarquía intelectual de los podemitas. Resulta extraño —además de una contradicción del propio lenguaje— buscar asesoría externa en la dirección de tu propio entorno. En vez de elegir a un consultor independiente que les diera una visión poliédrica de la realidad política, optaron por Bescansa, persona que habla, ve y oye por el criterio de Pablo Iglesias. Eso sí, no perdonó un solo euro por tratarse de su partido y estableció una tarifa de 4.000 euros por cada uno de los informes. La secretaria de Análisis Político y Social de Podemos cobraba su minuta sociológica mientras la Universidad se quedaba con un porcentaje. Desde el principio, la propia Bescansa, Iglesias, Monedero y Errejón han hecho de la universidad su particular laboratorio de pruebas para aplicarlas después a la realidad política. Unos experimentos que, según les ofrece en exclusiva OKDIARIO, también les sirvieron para lucrarse de un modo que circunda la opacidad.

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