Penúltimo acto del Brexit

Penúltimo acto del Brexit

Cuando se publique este artículo, faltarán sólo unas pocas horas para que comience el debate en la Cámara de los Comunes, en Londres, sobre el acuerdo alcanzado por el primer ministro, Boris Johnson, y la Unión Europea acerca de la salida del Reino Unido de la UE.

Estamos a punto, por tanto, de asistir a lo que parece que podría ser el último episodio del terrible laberinto en el que se metió el Reino Unido, entonces con Cameron al frente del Gobierno, al celebrar el funesto referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión. De eso, hace ya casi tres años y medio y no se ha avanzado mucho en la solución ante tamaño desafío.

May llegó a un acuerdo con la UE y el parlamento se lo echó abajo en varias ocasiones, que terminó por provocar la dimisión de la primera ministra. Ahora, Johnson ha cedido en más aspectos de lo que lo hacía aquel plan de May, pero confía en sacarlo adelante, dice que por su capacidad de convicción, aunque creo que en lo que más confía es en el temor de los miembros del parlamento a que llegue la fecha y se encuentren con el caos. Es cierto que la UE ha renunciado a que la salvaguarda de Irlanda del Norte sea indefinida, pero Johnson ha cedido proporcionalmente en mucho más.

¿Y qué puede pasar dentro de unas horas? Nadie lo sabe exactamente. Puede que los Comunes decidan apoyar el acuerdo de Johnson para no sentir el abismo bajo sus pies, pero las primeras reacciones de los líderes de algunos partidos no invitan a un optimismo desmedido. De esa manera, el Partido Unionista Norirlandés ha dicho que no va a apoyar dicho acuerdo, porque no quieren una Irlanda del Norte con una especie de estatus especial, sino que quieren que quede muy claro que es parte del Reino Unido sin discusión. Por su parte, el partido del Brexit también votará en contra, porque considera que el acuerdo no dará lugar a un auténtico Brexit. Por último, el Partido Laborista tampoco apoya el acuerdo, porque considera que es peor que el presentado por May, y sugiere un referéndum, pero no se sabe muy bien si para preguntar por el acuerdo o para preguntar, por segunda vez, por una permanencia del Reino Unido en la UE, a modo de enmienda al primer referéndum.

Si el parlamento apoya el acuerdo, se habrán minimizado los impactos económicos negativos, pero, aunque menores que con una salida sin acuerdo, los habrá, porque romper una relación comercial y económica de más de cuarenta y cinco años no es algo que no tenga consecuencias adversas. Ahora bien, si no apoyan el acuerdo, volverá la incertidumbre, tan peligrosa en economía, y lo hará con el horizonte de una posible salida abrupta, con un impacto muy negativo en la economía de producirse dicho Brexit duro. Todas las miradas se centrarán, dentro de unas horas, en Westminster. Veremos qué sucede y si es el último episodio o vuelve a ser el penúltimo.

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