Pedro Sánchez, un ególatra en apuros
Los curriculums de los farsantes históricos contienen deshonestidad, desvergüenza y osadía, virtudes de las que hace gala Pedro Sánchez, el ególatra, pues apenas demuestra veneración por sí mismo con tal de mantenerse al frente del Ejecutivo. Accedió a la Presidencia por la vía más alejada de las urnas y como hombre de Estado va a llevar al país a la ruina por la vía más rápida. Los farsantes históricos le sacaron gran rendimiento a su inmoralidad, pero Sánchez sólo vale para tirarse el rollo. Como simple títere que es, apenas sirve para ser esa lacia marioneta que manejan a su antojo los de Podemos.
Tan apolíneo y vacuo personaje, tendría que haber titulado su tesis: ‘Atrápame si puedes’, plagiando, cosa que se le da de cine, el título de la película dirigida por Steven Spielberg en 2002, que retrata la fraudulenta vida de Frank Abagnale Jr., otro impostor que engañó a medio mundo. Hoy, 2018, con este presidente de paja que habita la contradicción patológica, pues hoy dice sí, mañana dice no y, luego, vuelve a contradecirse, la mayoría de los españoles quieren volver a votar para quitárselo de encima. Pero él sobrevive, entre su tramposa escalada al poder y su espectacular y posterior fracaso.
A tales traidores a España, se suma el astuto Joan Tardá, que pacta con cualquier traidor que se anime a bailar la sardana y a sacar a sus golpistas presos de la trena. Para lograrlo, no hay mejor socio que el tragaldabas de Sánchez, que baila lo que haga falta bailar y que jura lo que sea menester, con tal de que los independentistas le den todo su apoyo para aprobar los presupuestos y así poder perpetuarse en el poder, como el peor presidente de la historia, hasta 2030, según sus veleidades. Lo cual significa que estamos en garras de piratas. Y de un inmenso farsante, bien conocido por ser un infradotado.
Cuanto antes acaben los mil y un apuros de este inepto que tomó la presidencia del Gobierno con muy malas artes, y se largue por donde vino, mejor viviremos todos.