El patriarcado de Sant Jordi

El patriarcado de Sant Jordi

Nunca pensamos que, por celebrar Sant Jordi, dejásemos de lado a las pobres Jordinas que también celebraban su santo. Y nunca las oímos quejarse. Pero, claro, en plena oleada woke, o sea, esa que siempre busca varios pies al gato que sea, había que sentirse ofendiditos/as/es en nombre de ellas y reivindicar que cualquier sexo puede ponerse una armadura y salir por ahí a matar dragones (¿por qué no dragonas?).

Celebramos la aparición de Santa Jordina. Si ya era mítico el personaje de San Jorge, ahora tenemos otro cuento para críos, sólo que sin ápice de la imprescindible solera y nada de gracia. Eso sí: como toda tontería que se precie, ya tiene un chorro de dinero público bien encarado. Ignoro cuánto habrá costado, pero hay un mural y todo en la plaza de Cataluña sobre la nueva santa. Fue un encargo para la Diada, efeméride tan traída por los pelos como las demás, que se le hizo al italiano Salvatore Benintende, alias TVBoy. Este italiano (atraemos grafiteros de esa parte del mundo como a las polillas) se considera a sí mismo un «artista callejero neo pop». Ya se le conocía, dicen, por otros murales donde mezclaba ocurrencias neo pop como futbolistas y al mismo George Floyd luego de su muerte. Molt ben trobat! A mí no me llegó nunca una noticia de él, pero ahora le llaman, como no, «el Banksy de Barcelona».

Para el artista, la nueva santa es una reinterpretación del mito de Sant Jordi en un año 2024 que se encaja plenamente en el par de decenios obsesionados en eliminar a los hombres de cualquier parcela medianamente gloriosa donde estuvieran instalados, incluso la mítica. Se quita al caballero y representamos, dice, a «una mujer empoderada con el vestuario típico de caballero que no necesita un príncipe azul que el rescate del dragón».

Naturalmente, la Jordina de TVBoy no mató al dragón con un objeto violento, sino a besos: en su mano no hay metales afilados sino una rosa que «representa el arte, la cultura y el amor de la Diada». «No me gustaba la idea de la sangre, la espada y el dragón muerto», ha explicado TVBoy a TV3, «por eso representaba al dragón como si fuera su mascota, como si la fuerza y el amor de Santa Jordina le hubiera amansado». Claro, porque «en 2024, las mujeres ya no dependen de los príncipes (…) sino que se empoderan a sí mismas». El ejército de Ucrania no sabe lo que se pierde no reclutando a todas esas Jordinas con semejantes armas. Imbatibles.

Thomas Sowell dijo una vez que el activismo es «una forma en que las personas inútiles se sienten importantes, incluso si las consecuencias de su activismo son contraproducentes para aquellos a quienes dicen ayudar y dañar el tejido de la sociedad en su conjunto». Pero eso no molesta para nada a tantas empresas, marcas y editoriales que ya están felicitando el día de Sant Jordi haciendo referencia también a las Jordinas. Ahora el dinero ve una oportunidad ahí, y de sumarse a novedades se trata. Que se lo digan también a ERC, siempre a la última. Con un cartel, los republicanos reivindican que «hoy también es Santa Jordina».

Hay otras santas, vírgenes y patronas tanto de Cataluña como de Barcelona con las que se debería contar. Todas tías. Me pregunto cuando tendremos una Mercé trans de mujer a hombre (ahora son todo un fenómeno, especialmente entre las adolescentes). O una Virgen de Montserrat que sea un varón blanco (¿no sería hora?). Y una Santa Eulalia que no nos haga olvidar que también existen los Eulalios en el santoral nacional.

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