Pablo, el tóxico

Pablo, el tóxico

Todos conocemos algún ‘tóxico’, esas personas que enredan a los demás para contagiar el mal rollo que llevan dentro, bien por su innata amargura, bien para lograr algo.

Los psicólogos los han estudiado especialmente en el ámbito laboral, pero también abundan en la vida pública y son fácilmente detectables por cinco características de su personalidad:

  • Son egocéntricos y narcisistas. Necesitan ser el centro de atención y siempre hablan de sí mismos. Como cuando alguno se cree el jefe de la UME.
  • Son victimistas y carecen de empatía. Llenan su discurso de quejas, culpas y críticas y las cosas sólo suceden cuando les pasa a ellos. Como cuando reciben una amenaza, que parece que no habían existido nunca.
  • Son agresivos (al menos, verbalmente) y disfrutan generando tensión. Como cuando alguno dice que le gustaría azotar a una mujer hasta que sangre o dice alegrarse cuando patean a un policía.
  • También son pesimistas e infelices, sólo ven problemas a su alrededor. Unos tristes, que diría Rajoy. Como cuando te dicen que estamos rodeados de machismo, racismo, violadores y especuladores.
  • Y son mentirosos y manipuladores, como cuando cogen un taxi unos metros antes de donde está el fotógrafo para que no se les vea en coche oficial.

Ya saben de quién les hablo. Sí, de Pablo Iglesias, un tóxico de libro. Y hay que reconocer que, lo de enredar, se le da bien. Tanto es así que PSOE y Mas Madrid ya bailan su música.

Es verdad que es difícil llamar a las barricadas en defensa del impuesto de actos jurídicos documentados, echarse al monte contra la regla del gasto público o asustar con la ley de unidad de mercado. Es difícil provocar una revuelta contra una gestión que ha dado resultados mejores que la media española en cualquier magnitud. La gente cambiaría de canal y pasaría de ti.

Mola mucho más imaginarse combatiendo a los fascistas. Y si no existen se reencarnan. Así, como en la novatada de los gamusinos que nos hacían de niños para buscar a inexistentes animales, Pablo Iglesias ha puesto a la Izquierda a buscar musolinis y requetés. Y ahí tenemos al PSOE y el resto de la izquierda, tan culta y social, incluida su división mediática, unida a la causa, jugando al enfrentamiento social.

El daño que han hecho Iglesias y Sánchez (otro tóxico de libro) se estudiará algún día en las facultades de políticas, salvo en la complu, claro.

 

 

 

Lo último en Opinión

Últimas noticias