La oscura claridad del Gobierno

La oscura claridad del Gobierno

El secretismo – por no decir nula transparencia – que esconde cada una de las decisiones que toma el nuevo Gobierno social-comunista, adalid de la libertad de expresión, denota inseguridad. Carecer de un guion de hierro bien anclado para que sus planes movedizos no estén a merced de las improvisaciones, obliga al presidente Sánchez y a su tramposo lacayo Iglesias, a dar unos bandazos que quitan el hipo. Lo cual exige una urgente puesta a punto en su proceder. Bastaría con que aclarasen sus fines. ¿Apuestan por el materialismo capitalista, o por el marxismo duro y puro? Recuerden que un insigne socialista, Javier Solana, tras despreciar a la OTAN, acabo siendo su secretario general. No veo a Pedro cisne Sánchez alzando la hoz y el martillo, ni me imagino a Pablo hiena Iglesias travestido en un demócrata.

El presidente aceptó una coalición gafada – por la hiena – que apenas atrae diariamente nefastos datos económicos y codiciosas exigencias que le plantean sus socios separatistas, bandas de chupópteros que se nutren de la riqueza que genera nuestro país, a cambio de insultar al rey y a los españoles. Mejor le iría al cisne, de haber gobernado en solitario. Ahora está hundido hasta el cuello en un fangoso pantano al que lo han arrastrado las malas compañías y nada, a duras penas, entre indecisiones y una muy abultada colección de antojos. El que se pica – y traga – ajos come. Pero lo de que la hiena le ha gafado, va a misa. Cuanto antes se la sacuda del lomo, antes se le abrirá de par en par el horizonte. La naturaleza advierte acerca de los engaños del coprófago y de su propensión a adoptar disfraces no homologados.

Incluso una lumpen-proletaria fetén, como Teresa Rodríguez, acaba de acusarle de machista, nuevo rico, traidor a los ideales comunistas y demás lindezas, habiendo roto lazos con esa hiena que, hoy, cree ser un majestuoso ejemplar de lebrel afgano, galgo que pululaba en la corte de los zares. Quien nace hiena moteada, morirá siendo una hiena vulgar, que sobrevive gracias a los favores que le dispensa el cisne. Cuanto el cruel mamífero urde con su amo, ni tan siquiera una cámara oculta podría reproducir. La oscura claridad que ofrece este Gobierno se debe a los cortacircuitos que traman sus malditos socios de alquiler, empezando por la fiera y acabando por esas bandas de trileros. El cisne ha de librarse de tales mafias. Que “España es de todos y para todos” – lo dijo Felipe VI – y no solo de los pocos que se la apropian y se la juegan a la ruleta apostando al 13. Así nos va.

Quizá en un lejano día recapacite el bello cisne y tache a sus infames ¿amigos? de la agenda. De no hacerlo pronto, los hispanos que aún creemos en la ley justa, habremos de irnos con nuestras despiadas hipotecas e ilusiones en un futuro mejor, a habitar en la miseria. De usted dependemos, excelso cisne. No nos joda, por favor. Y mande a todos los traidores que le rodean a tomar por saco.

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