La nueva vida de la abadesa Ferrusola
Gracias a mi amiga de siempre Pilar Eyre, vecina de Marta Ferrusola en el barrio de Sarriá/San Gervasio, he sabido cosas espeluznantes de la nueva vida que, necesaria e ineludiblemente, ha de llevar la abadesa, rodeada por la hostilidad de los barceloneses que antes la veneraban. Al parecer, el clan masón de los Pujol, desde que fueron aireados sus latrocinios, han perdido peso social al 100%, y aquellos mismos oportunistas que se rendían a su paso cuando eran los dioses de la pútrida Generalitat, hoy los miran con desprecio y por encima del hombro. Ley de vida, si te he visto, no me acuerdo.
Cuenta Pilar —con quien me une el arte de saber escribir— que sus vecinos están, desde que cogieron a la tribu con las manos en la masa, en horas de depresión aguda. Cada vez que Sor Marta sale a la calle se topa con ofensas futuristas: “Ahí va Sor Presa, poco le falta para que le ajusten los grilletes”. Su marido, el capellán, que en una reunión con viejos cargos de Convergencia se le ocurrió decir: “Me gustaría saber cuándo empezamos a hacerlo mal”, también ha sido fruto de la mofa, causando su amnesia carcajadas entre sus súbditos de antaño, porque a ningún ladrón le inquietan sus inicios.
La congregación Pujol-Ferrusola alega teorías conspiranoicas —tal como suena— con tal de no reconocer que su secta es un vomitivo remedo del fantástico cuento de ”Las mil y una noches”: Ali Babá y los 40 Ladrones. La sola diferencia entre Ali Babá y los Pujolone, es que el persa donó los tesoros robados a los necesitados, mientras los francomasones del clan se los reservaron para sí, empobreciendo a Cataluña entera. Hay que ser muy provinciano, como la mayoría de los catalanes, para dejar que la abadesa pitiminí de tallos trepadores se convierta en el cerebro electrónico del saqueo.
La última indiscreción recogida por Eyre acerca el fin de la crónica. La prepotente abadesa intimida a su capellán con esta frase: “Siento mucho lo sucedido, pero tú has pasado de tus hijos toda la vida, así que ahora déjalos que se la ganen como puedan”. ¡Y vaya que si se la han ganado, que deberían andar en busca y captura, salvo el que ya ha ingresado en prisión! Apenas retengo otra sagrada imagen, la de las procesiones bimensuales que lideró a Andorra la abadesa, escoltada por sus mossos y avisando cuando iba a cruzar la frontera a la Policía del Principado, por razones de seguridad, que venía con la tira de sacas y con la intención de transferir mi$al€s…