‘Las noches de Ortega’ contra Sánchez

Reconozco que estoy a dieta rigurosa de la Cadena SER, porque si me expongo más de diez minutos a sus radiaciones acabo gritando «Viva Sánchez», «Vivan las novias de Ábalos y los Paradores Nacionales» y «Bolaños, quiero un hijo tuyo». De sus emisiones convencionales no escucho ni el Carrusel Deportivo, por si entre un gol de Mbappé y alguna ‘negreirada’ arbitral a favor del Barça se les cuela media docena de consignas contra la ‘fachosfera’ y en defensa de la ‘coalición progresista’. Pero en mi familia me insisten sobre la bondad de ‘Las noches de Ortega’ desde hace tiempo – le conocen personalmente, yo no tengo el placer –, y en las incursiones que he hecho años ha nunca me he acabado de enganchar.
Pero me volvieron a insistir hace poco sobre Juan Carlos Ortega, y me dijeron: «Escucha el programa dedicado a los ‘Premios Velázquez’, el de Pedro Sánchez y el de Isabel Díaz Ayuso». Dentro de mi escepticismo sobre cualquier contenido que actualmente emita la SER – solo escucho algunas veces el podcast Sastre y Maldonado y la radiación sanchista que emite ‘socialín’ Sastre daría para embarazar a todo el coro de groupies de Mr. Handsome Sánchez – decidí arriesgarme. Y casi me estalla la cabeza. Escuchar en Sanchismo Emisiones Radiofónicas una sátira tan elegante e inmisericorde de todo lo que hace, predica y oculta nuestro Gobierno ‘progresista’ me pareció milagroso. No entiendo como en PRISA no le han puesto de patitas en la calle, dado el poco aprecio que tienen en este grupo mediático por la disidencia. De hecho, en una entrevista que le hicieron en el podcast El purgatorio, reconoció que no le han echado, y que le tienen en la SER en mucho aprecio.
Podríamos pensar que lo de Ortega es «disidencia controlada», pero no. Si no han escuchado estos tres podcasts, háganlo y después juzguen. El de los ‘Premios Velázquez’ es una sátira inmisericorde de las galas de los Goya, tan del gusto del progresismo gubernamental, y que se mueven entre las consignas ideológicas de moda en ese mundillo y el puro babeo hacia el actual inquilino de La Moncloa. Ortega no perdona ni uno solo de los tópicos, desde las canciones babosas con mensajes políticos, los títulos de las películas generosamente subvencionadas si son del gusto de la ‘progresfera’ y los argumentos que deberían ser de chiste, pero que son los que las televisiones, plataformas y gobiernos – autonómicos y central – financian. Es de no creer.
Que a la SER le cuelen un gol, puede ser. Pero el podcast dedicado a Pedro Sánchez es aún más salvaje. El gag de la oyente que llama a la emisora para mostrar su admiración incondicional por Mr. Handsome puede parecer exagerado, pero es el día a día de buena parte de nuestra prensa nacional, la que generosamente financia el PSOE mediante la propaganda institucional. Son unos veinticinco minutos de puro delirio gozoso, de una sátira increíble de los fastos que Sánchez organizó para conmemorar la muerte de Franco y así desviar la atención pública de los numerosos presuntos choriceos que adornan a su partido y a su Gobierno. Ortega satiriza de manera descarnada, pero muy eficaz, en este programa la obsesión socialista con Isabel Díaz Ayuso que, gracias al sanchismo, se ha convertido en la encarnación de todos los males que padece nuestro país.
Y lo que en el podcast sobre Sánchez se toca de pasada, en el dedicado a Ayuso es tema principal. Ortega despliega toda su capacidad de parodiar para desmontar los continuos ataques del PSOE a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Es humor inteligente, pero del que se entiende, no hace falta tener un doctorado en Sociología de Género para disfrutar de la disección pormenorizada que hace de un Gobierno que ha perdido el norte y que ha decidido que una gobernante que le gana, democráticamente, una elección tras otras, ha de ser eliminada – políticamente – al precio que sea. Seguro que cuando cambie el Gobierno Ortega le parodiará con la misma eficacia. Como siempre dice el maestro Albert Boadella los cómicos han de ser incómodos para el poder. Y Ortega, tanto en la SER como en sus ocasionales apariciones en El Hormiguero, lo es.
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