España tiene su propia Torre Eiffel y casi nadie lo sabe: es la estructura de hierro más alta de Europa
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A lo largo del continente europeo, muchas de sus estructuras más altas pasan a ser iconos arquitectónicos. Desde torres de telecomunicaciones hasta edificios empresariales, su protagonismo en el cielo es innegable. Esta obra de la arquitectura española que estamos por develar no destaca por su estética, pero sí por su tamaño, siendo la estructura de hierro más alta de Europa.
Para conocerla hay que trasladarse hasta el litoral alicantino, dentro del municipio de Guardamar del Segura. Su función no es comercial ni recreativa, y pese a superar los 380 metros de altura, rara vez es objeto de atención mediática.
Supera por lejos a la Torre Eiffel: ¿Cuál es la estructura de hierro más alta de Europa?
La Torreta de Guardamar, también conocida como Torre de los Americanos, es una antena de transmisión que se eleva hasta los 380 metros sobre el nivel del mar. Fue construida en 1962 por la Armada de los Estados Unidos en el marco de los acuerdos militares entre España y EE.UU. durante el régimen franquista.
Su diseño responde a una lógica puramente funcional: consiste en un mástil metálico de sección triangular, sostenido por cables de acero anclados al terreno. Incluye un ascensor de mantenimiento que permite el acceso vertical a los sistemas instalados en su interior.
Este tipo de estructura, técnicamente denominada torre autosoportada, está pensada para resistir condiciones ambientales adversas. Soporta vientos costeros, dilataciones térmicas y eventuales movimientos sísmicos sin comprometer su operatividad.
Esta torre de mástil, que supera por lejos en altura a la Torre Eiffel de París, está construida completamente de acero y su uso responde a la transmisión de comunicaciones militares, a cargo de la Estación naval de Rota.
¿Para qué se usa la Torreta de Guardamar?
El uso principal de esta estructura es la emisión de órdenes a submarinos sumergidos. Opera en frecuencias LF (Low Frequency), lo que permite que las señales penetren el agua marina hasta los navíos sin necesidad de que estos emerjan.
Este tipo de comunicación es clave para el funcionamiento de la flota submarina española, especialmente la que opera desde la Base Naval de Cartagena. Cada vez que uno de estos buques sale o regresa a puerto, la antena se activa para asegurar que la cadena de mando permanezca intacta.
Desde 1991, la instalación es gestionada por la Armada Española. La vigilancia está a cargo de la Infantería de Marina, y su acceso permanece restringido. Aunque es visible desde kilómetros a la redonda, tanto por tierra como por aire, su interior está fuera del alcance civil.
Un referente técnico más que simbólico
La torre no se diseñó para ser contemplada ni fotografiada. Su finalidad responde a criterios tácticos y de defensa. Aun así, se ha convertido en un referente técnico para ingenieros y expertos en telecomunicaciones. Su resistencia, operatividad y durabilidad la mantienen como una instalación vigente más de seis décadas después de su construcción.
A lo largo de los años, ha generado mitos y relatos locales. Uno de ellos cuenta que trabajadores indígenas norteamericanos, supuestamente inmunes al vértigo, participaron en las fases más altas del montaje.
No hay evidencia que lo confirme, pero refleja el impacto que causó en su momento una infraestructura de tales proporciones en un entorno rural.
La estructura de hierro más alta de Europa: un récord poco reconocido
Pese a su escasa notoriedad pública, la Torreta de Guardamar ostenta un título singular: es la estructura de hierro más alta de Europa. Supera a la Torre Eiffel, que mide 324 metros con antena, por un margen de casi 60 metros.
También se impone frente a otras construcciones como la torre de telecomunicaciones de Riga o la Fernsehturm de Berlín.
Este récord no ha sido acompañado de una presencia en guías turísticas o en los circuitos culturales, ya que su naturaleza estratégica impide cualquier tipo de promoción pública. Su existencia está ligada a objetivos militares, no a la difusión de patrimonio.
Así, aunque permanece fuera del imaginario colectivo, su función y dimensiones le otorgan un lugar singular en el mapa de infraestructuras europeas.