No hay acuerdo que valga si el Gobierno esconde 18.000 muertos

El PP ha dado muestras sobradas de estar dispuesto a colaborar en la aprobación del bautizado como «decreto de la nueva normalidad», pero con una premisa que resulta absolutamente necesaria: conocer la verdad de lo ocurrido sin cortapisas ni mentiras. Acierta el partido de Pablo Casado en exigir al Gobierno que muestre la realidad sin velos ni trampas estadísticas. Cualquier plan de salud pública y cualquier pacto de Estado en materia sanitaria obliga, en primer término, a saber con la mayor exactitud posible cuántos muertos por coronavirus se han registrado en España en los últimos meses. Es necesario para saber cómo afrontar el futuro y es un requisito moral indispensable.

Digamos que es un acto de dignidad institucional irrenunciable, porque la «nueva normalidad» no puede echar a andar sin conocer la dimensión humana de una tragedia que no admite manipulaciones estadísticas ni trampas contables. Con los muertos, no.

De ahí que el PP exija al Gobierno socialcomunista saber la verdad para apoyar el decreto. No es un chantaje, sino, sencillamente, una cuestión de Estado, porque un Ejecutivo que esconde a sus muertos no merece ninguna mano tendida. Es por eso que el PP condiciona su apoyo al conocimiento fidedigno de la magnitud de la tragedia. O sea, a que admita que hay 46.000 fallecidos por el coronavirus. No se puede llegar a acuerdo alguno con quien se niega a reconocer que hay  miles de personas que han perecido y permanecen ocultas. No hay acuerdo que valga si el Ejecutivo de Pedro Sánchez sigue retorciendo la estadística. ¿Cómo es posible abordar la nueva normalidad sin determinar previamente los estragos de la crisis sanitaria?

Si lo que pretende el Gobierno es un contrato de adhesión, su propósito de incorporar al PP a un acuerdo es imposible. De modo, que la condición impuesta por la formación de Pablo Casado pasa indefectiblemente porque el Ejecutivo deje de negar la evidencia y ponga nombres y apellidos a todos y cada uno de los muertos.