Las niñas bien llevan mochilas Mulberry y rajan cuadros de ‘señoros’

niñas bien

Habrán visto las imágenes de una joven con coletas rociando una pintura con espray y cortando el lienzo con un cuchillo. Habrán sabido también que la pintura representa a Lord Balfour, ex primer ministro británico, y que estaba en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. El señor de la pintura tuvo este importante cargo entre 1902 y 1905, y se le considera uno de los principales defensores de la creación de un Estado para el pueblo judío en Palestina, pues fue el impulsor de lo que se conoce como la Declaración Balfour de 1917. Un vídeo publicado por la organización Acción Palestina muestra a la niñata («una activista propalestina», nada menos) en plena tarea navaja en ristre, y justifican el acto de vandalismo así: «Redactada en 1917, la declaración de Balfour se supone que inicia la limpieza étnica de Palestina al prometer la cesión de la tierra, algo a lo que los británicos nunca tuvieron derecho». El cuadro, de factura clásica, que fue pintado en 1914 por Philip Alexius de László, resultó seriamente dañado. Pero la organización antisemita asegura que su objetivo es poner fin a la «complicidad británica con la colonización de Palestina» por parte de Israel. Y que el Gobierno británico apoyaba «el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío», cosa que les parece mal, a pesar de que ni Palestina ni los palestinos, entonces, o no existían, o era el nombre que se les daba a los judíos de la zona. Y como «el apoyo de Gran Bretaña a la continua colonización de Palestina no ha flaqueado desde 1917», se sienten con derecho a destrozar las obras de arte de los británicos.

No sé qué pensarán del asunto los del «movimiento descolonizador» español que alientan el ministro Ernest Urtasun y los vengadores de su partido. Ya sabemos que, además de antisistema, anticapitalistas, anti heteronormativos, etc., suelen ser también anti israelíes: va todo en el mismo pack. Igual han sentido envidia: pijoprogres con ganas de espray entre los suyos no les faltan. Perfiles muy parecidos a los de la niñata anti israelí de navaja fácil. Niñas bien que, como han averiguado algunos tuiteros, no cargan cualquier cosa a sus espaldas, pues la mochila que luce es de Mulberry y del modelo Cara. Y «cara» tiene doble sentido. Yo una vez (ya trabajando y con la hipoteca pagada) me compré un bolso de esta marca. 1.000 del ala que me costó. Aún es mi mejor bolso. La mochila de la rajadora de cuadros fashion está de rebajas y se vende por unas 500 libras en Vestiaire. Luego le doy un vistazo.

Mi admirado Robert Henderson en su libro Troubled comenta que ya flipaba con algunos compañeros suyos estudiantes como él en Yale. Mucho rollo con la justicia social, pero llevaban prendas no precisamente de obreros. Dice en un párrafo: «Usted puede permitirse el lujo de desperdiciar 900 dólares y yo no, por lo que usar una chaqueta de Canada Goose es una buena manera de anunciar su riqueza y estatus superior. Proponer políticas que a usted, como miembro de la clase alta, le costarán menos de lo que me costarían a mí, cumple la misma función. Abogar por la promiscuidad sexual, la experimentación con drogas o abolir la policía son buenas formas de publicitar la pertenencia a la élite porque, gracias a su riqueza y conexiones sociales, le costará (las malas consecuencias) menos que a mí».

Quizá la mamá y el papá de la rajadora estén enfadados y piensen que gastaron mucho dinero en escuelas privadas y lecciones de equitación para esto. O quizá ellos también mantengan «creencias lujosas» y estén emocionados. Aunque, me digo, con 500 libras esterlinas se compraría una cantidad decente de ayuda para Gaza, ¿no?

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