Un «mosso» que da asco

Un «mosso» que da asco

El “mosso” independentista (¡y ex candidato de JxCat a las elecciones!), Albert Donaire, anda pasando el cepillo para pagar su factura con los abogados. Ha colgado un vídeo en las redes sociales en el que se queja de «una campaña de denuncias y de acosos …». Este “mosso” que avergüenza a los de su gremio, está denunciado por delitos de odio. Es famoso porque entre otras proclamas soltó: “Pim pam pum. Prensa española manipuladora”.

Recordarán, con el corazón tan helado como el mío, que esta era la expresión que se oía a los seguidores de la banda terrorista ETA cuando vertían su hiel contra los cuerpos de seguridad del Estado en el País Vasco. ¡Cómo se les ha olvidado a algunos!  Estos crímenes formaban parte de la realidad del telediario, tan cerca incluso como el verano del 2009 (con la muerte de unos guardiaciviles) o de marzo del 2010, cuando fueron a por un policía francés.  Y pienso en la gente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas ACVOT cuando se concentraba en la plaza Sant Jaume y cuando los hacían enfrente de Hipercor, en la Meridiana -esa que cierran desde hace dos años nuestros vándalos- con motivo de un nuevo asesinato. Era vergonzoso. No sólo les habían matado a sus hijos, a sus familiares, a sus amigos. No sólo alguno de ellos había sido cruelmente herido, incluso, mutilado. Es que, encima, el trato que recibían de las autoridades nacionalprogreístas era de apestados. Las contradicciones, las cobardías y las bajezas de lo que ha sido la consideración y el trato que durante tanto tiempo tuvo la cuestión de ETA en Cataluña se mantienen en la actualidad. Y no sólo con el “mosso” miserable.

El periodista Xavier Rius, en el diario digital que dirige, E-Noticies, dice que una de las cosas que más le incomoda del proceso “es el blanqueo de ETA. Y de paso de Terra Lliure”. Y da una relación en la que desfilan algunas de sus víctimas. Catalanes como Vicente Beti, asesinado simplemente por pasar por ahí en el atentado contra el Gobierno Militar en abril de 1994. El coronel jurídico del Ejército, Leopoldo García Campo, destinado en el cuartel del Bruc y asesinado en el portal de su casa.  Álvaro Cabrerizo, que vio morir a su mujer y dos hijas en el atentado de Hipercor. Los concejales del PP en Sant Adrià del Besòs y Viladecavalls, José Luis Ruiz Casado y Paco Cano. Los atentados de Hipercor, Vic, Sabadell… Y se pregunta: ¿qué piensan los supervivientes y sus familias viendo pasearse en la actualidad a tipos como Arnaldo Otegi o Gonzalo Boye como “estrellas del rock”? Referentes del proceso, al primero le han recibido en el Parlament con las diputadas de la CUP Mireia Vehí y Eulalia Reguant “aplaudiendo a rabiar”, Lluís Corominas, de CDC, le rindió pleitesía durante la audiencia con Carme Forcadell y ha sido agasajado por Quim Torra en el propio Palau de la Generalitat. Lo más abominable fue verlo en la última campaña electoral, en el míting central de Esquerra, junto a Oriol Junqueras.  Yo misma escribí sobre ello en un artículo titulado “Junqueras no puede ir al cielo” en esta publicación.

ETA también mató a un “mosso”. Se llamaba Santos Santamaría. El pasado miércoles 17 de marzo se cumplieron veinte años de su asesinato a manos de la banda en un atentado perpetrado en un hotel. Le hicieron un homenaje en Roses, lugar del fallecimiento. No asistió nadie del Govern, y al consejero de Interior, Miquel Sàmper, le pareció que con una llamada ya cumplía. Pobre Santos, pobres “mossos”. Pobres de nosotros.

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