Más extraño fue lo suyo, ministro

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, juez de carrera, cree un «poco extraño» que el Juzgado de Instrucción 7 de Madrid haya exigido proteger las grabaciones de las cámaras de seguridad del día de la visita de Delcy Rodríguez a Barajas. Campo no argumenta su extrañeza y asegura que sería un mal juez si se pronunciara, pero calificar de extraña la decisión del Juzgado de Instrucción es una manera de pronunciarse que lleva implícita una crítica impropia de quien es juez y ministro de Justicia. ¿Sugiere Campo que el juez prevaricó?
Si, como él mismo asegura, «tenemos un Estado de Derecho en el que cualquier ciudadano puede poner una denuncia y que esa denuncia sea observada», ¿qué hay de extraño en que un Juzgado haya exigido proteger las grabaciones de la cámara de seguridad de Barajas? En lugar de tirar la piedra y esconder la mano, Juan Carlos de Campo debería ser más explícito, porque lo que ha hecho es esparcir sombras de sospecha sobre una decisión judicial, algo muy grave viniendo del ministro de Justicia y, además, de un juez.
Y más aún: lo extraño, ya entrando en materia, es que siendo juez Juan Carlos del Campo dejara en libertad provisional a un acusado de abusos sexuales a su hijo. Eso sí que provoca extrañeza, porque la decisión que tomó el tribunal de la Audiencia Provincial de Cádiz, del que él formaba parte, se produjo en contra de la Fiscalía, que entendía que esa libertad provisional podría poner en riesgo al menor. Y, sin embargo, el hoy ministro de Justicia consideró que la petición del Ministerio Público no estaba motivada. Extraña, muy extraña, la decisión del tribunal, desde luego mucho más que la adoptada por el Juzgado de Instrucción que ha exigido proteger las grabaciones de las cámaras de seguridad del día del encuentro furtivo entre el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta de la dictadura de Nicolás Maduro.