Lo que das vuelve, pero en forma de deuda
El Gobierno ha lanzado una campaña bochornosa y falsa acerca de los impuestos, justo cuando se procedía al pago del segundo plazo del IRPF, donde resalta la bondad de los impuestos y lo orgullosos que tenemos que estar de ser confiscados en cada momento por Hacienda.
Así, la campaña en cuestión tiene como lema «Lo que das, vuelve», haciendo ver que el efecto del pago de impuestos se transforma en hospitales, colegios y demás servicios públicos. Es cierto que la financiación de dichos servicios procede de los impuestos de los contribuyentes, pero, ¿realmente son servicios que están al nivel de los impuestos que se pagan? ¿Es necesario el nivel elevadísimo de impuestos que se pagan para unos servicios como los que tenemos? ¿No hay un claro desequilibrio entre el nivel de impuestos pagados y el nivel de servicios recibidos?
Obviamente, no recibimos los servicios equivalentes a los impuestos que pagamos, porque el sector público administra mal, ya que no recauda para cubrir exclusivamente los servicios esenciales y para que éstos sean de primer nivel, sino que financia unos servicios que en muchos casos son deficientes, con malas infraestructuras y mala oferta, para repartir subsidios y subvenciones destinados a comprar voluntades, no directamente, pero sí indirectamente, tratando de crear una economía subvencionada.
Que el Gobierno diga que «lo que das, vuelve» cuando no ha sabido responder rápidamente ante una catástrofe como la de las inundaciones de Valencia se convierte ya en una tomadura de pelo. Que tengan que ser los ciudadanos, miles de voluntarios, millones de donantes, quienes procuren medicinas, alimentos y ropa a sus compatriotas de las zonas afectadas, porque el Estado está paralizado, es una vergüenza y demuestra que los recursos extraídos a los ciudadanos coercitivamente, es decir, los impuestos, no son empleados para lo que deberían.
Que el Gobierno malgaste millones de euros en las memorias históricas y democráticas, en subsidios que desincentivan el trabajo, en medidas clientelares, mientras su presidente dice que «si necesitan más recursos, que los pidan», es vergonzoso.
Que el Gobierno diga que «todo lo que das, vuelve», mientras chantajea a los valencianos y a todos los españoles con medidas adicionales de apoyo a cambio de aprobar unos presupuestos dañinos para la economía española, cuando no es necesario contar con PGE aprobados para movilizar esos créditos extraordinarios, es reírse de los españoles.
Es cierto que con este gobierno, todo lo que se da, vuelve, pero no en forma de servicios, sino en forma de más gasto, más déficit, más deuda y más impuestos, como casi el medio billón de euros de deuda incrementada por Sánchez, como su déficit estructural que se acerca a los cuatro puntos de PIB o su incremento de gasto no financiero en los PGE que es de 75.000 millones de euros más desde que comenzó su mandato.
Vuelve la confiscación, vuelve el incremento del esfuerzo fiscal, vuelve la asfixia a los ciudadanos, pero no vuelve en forma de servicios, sino en abandono de los mismos, dejando a los ciudadanos a su suerte, subsistiendo éstos gracias a la solidaridad individual de todos ellos.