Intel acepta el acuerdo de Trump: el Gobierno de EEUU se queda el 10% de la compañía aunque no la gestionará
La participación accionarial del 10 % en Intel permitiría convertir subvenciones de la Ley Chips en 'equity' sin intervención directa

Donald Trump ha anunciado este viernes 22 de agosto desde el Despacho Oval de la Casa Blanca que Intel ha aceptado su acuerdo. La administración de Estados Unidos se quedará el 10% de la compañía, aunque no la gestionará. El anuncio se produce después de una reunión entre el consejero delegado de Intel Lip-Bu Tan y Donald Trump a principios de este mes de agosto. El encuentro se produjo a su vez tras la exigencia de Trump de la renuncia del jefe de Intel debido a sus vínculos con empresas chinas. «Llegó queriendo conservar su puesto y terminó dándonos 10.000 millones de dólares para Estados Unidos», ha declarado Donald Trump este viernes.
La participación en acciones de la Administración Trump está vinculada a las subvenciones otorgadas a Intel en virtud de la Ley Chips de 2022, destinada a incentivar la producción de semiconductores en Estados Unidos y reducir la dependencia de Asia. La operación no implica que el Ejecutivo estadounidense forme parte del consejo de administración ni que asuma funciones de gestión, según aclaró el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
La participación accionarial equivaldría aproximadamente a la cantidad que Intel recibirá en ayudas públicas para financiar nuevas plantas de chips en Estados Unidos.
El anuncio ha tenido un impacto inmediato en los mercados: las acciones de Intel han subido este viernes más del 6 % tras conocerse el anuncio, impulsadas también por la inyección de capital de 2.000 millones de dólares procedente de SoftBank Group. Esta doble medida, la inversión privada y la participación de la administración Trump, representa un voto de confianza crucial para Intel. Esta compañía atraviesa dificultades significativas y necesita recuperar la rentabilidad de sus divisiones de diseño y fabricación de chips. La empresa registró pérdidas por 18.800 millones de dólares en 2024, la primera de este tipo desde 1986, y actualmente pierde aproximadamente 1.000 millones de dólares cada mes.
Lip-Bu Tan asumió la dirección de Intel en marzo, con la misión de liderar la recuperación de la emblemática empresa estadounidense y mejorar su competitividad frente a rivales como TSMC y Samsung.
Durante su reunión con Trump del pasado 11 de agosto, Tan logró convencer al presidente de que un acuerdo de participación accionarial era la mejor manera de asegurar un respaldo a la empresa sin comprometer la independencia de su gestión. Trump destacó que la medida permitirá a Intel disponer de más margen de maniobra para atraer clientes y cerrar acuerdos estratégicos. La administración Trump se convierte en un socio financiero clave en un momento de tensión geopolítica y tecnológica global.
Implicaciones estratégicas
- Refuerza la industria nacional de semiconductores, proporciona al Gobierno estadounidense un control indirecto sobre una compañía crítica para la seguridad tecnológica y la producción de chips avanzados que alimentan sectores estratégicos como la defensa, la inteligencia artificial y la automoción.
- También existen riesgos: se advierte de que la participación estatal podría generar incertidumbre sobre la gobernanza de Intel y desencadenar tensiones políticas o regulatorias en el futuro.
El acuerdo con Intel refleja la combinación de medidas de política industrial y geopolítica impulsadas por la administración Trump, en un momento en que la carrera por los semiconductores se ha convertido en un eje central de la estrategia tecnológica y económica de Estados Unidos frente a China y otros competidores globales.
La operación busca asegurar que Intel recupere su posición como líder en la fabricación de chips mientras el Gobierno se protege frente a posibles vulnerabilidades estratégicas en un sector clave para el futuro económico y tecnológico del país.