Isa, echa currículum en el Zara

Isa, echa currículum en el Zara

La pequeña de las hermanas Serra, Isabel, nació para romper los roles de género que atribuyen las Nancys y los vestiditos rosas a las crías de temprana edad, y a las adolescentes florecientes cortados en vez de carajillos y brochazos de maquillajes indecentes. Todo ese asunto del colorín impositivo de la heteronormatividad que las podemitas denuncian para no ser demasiado “cis”, o sea, prevenir que por algún maldito motivo no seas “del otro lado de la acera”, o como diría el boludo de Echeminga (Losantos dixit) antes de dejar Argentina, “del lado de acá”.

Y una de las vías que la nena azote de “La Púnica” encontró para romper los moldes de género consistió en consumar pequeños delitos “económicos” en su nuevo rol de agro-desfalcadora que, básicamente, estribaba en reventar cajeros en Madrid usando la silicona para algo mucho menos patriarcal que para rellenarse los surcos de la cara; boicotear las cerraduras de las oficinas bancarias porque, como todos los border line del podemismo, creía que así jodía a Francisco Granados en lugar de al proletariado. Vamos, que la nena es de la vieja escuela de Rita, la stripper asalta capillas de Ventas y ex de Errejón.

A Elizabetha, en hebreo “Aquella que guarda fidelidad al señor” (y lo cuento porque es el colmo de la mala suerte para una antisemita confesa), la Fiscalía le pide 23 meses de cárcel por “desórdenes públicos” y por gritarle “mala madre, hija de puta” a una agente de policía durante un alzamiento, y la de Unidas Podemos, con cara de border line a punto de entrar en el convento, ha salido llorando en Twitter asegurando que la quieren mandar al trullo como modo de “criminalizar a quienes cuestionan las políticas antisociales” en vez de echarle dos ovarios muy feministas a la vida.

Yo no metería en la cárcel a Isa, porque a Isa, que en su puñetera vida ha vivido fuera de la política, hay que reinsertarla en la vida enviándola a doblar jerseys en el Zara, al más bestia de toda España, que me cuentan que está sito en el número 79 de la Castellana para que en 10 años no acabe ajada por los excesos pandilleros, durmiendo en los cajeros que haya dejado funcionando y “trotándola”. Por todo eso, señor juez, oblíguela a la niña a echar currículum en el Zara aunque tenga que pedirle “perdón” a Amancio por rechazar aquellos 310 millones de euros para curar el cáncer.

Seguro que aprendería de Amancio, quien trabajaba como una mula como repartidor a la edad de la Isa Serra, alias La Ibárruri del Banco de Santander al que, de paso, la nena debía 18.000 euros de crédito. Mientras, Isabelita no ha dado un palo al agua en su vida según la propia  portavoz de Podemos de la Asamblea, que confiesa que ha contribuido a la Seguridad Social tanto como el chulo de un sindicato de manteros.

«Si la caja de la Seguridad Social dependiera de las aportaciones de Isabel Serra no habría en los hospitales de España ni papel higiénico.

Pablo Iglesias ha defendido a Serra en Twitter porque “el artículo 47 de nuestra Constitución establece el derecho a la vivienda, pero piden 23 meses de prisión para @isaserras por tratar de frenar pacíficamente el desahucio de una persona…”

20 horas antes, el martes, conocí a un conductor de Cabify que mientras me llevaba a casa me contó que llevaba turnándose un año en casa de familiares para subsistir porque el Okupa de su casa vivía gracias al alcalde Podemos que le había contratado en la piscina municipal. Cada semana conozco a familias que acuden a la televisión para contar como el Estado roba sus casas por el impuesto de sucesiones que defiende legislativamente Podemos y que ha llevado a 46.769 personas en 2018 y 279.468 desde 2008 a perder su “derecho a la vivienda”.

Lo último en Opinión

Últimas noticias