Inda: «Vendeobreros Iglesias, el karma te ha llegado con el jarabe democrático que recetabas a otros»

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El director de OKDIARIO, Eduardo Inda, recuerda que «Pablo Iglesias instigó toda suerte de acosos y escraches fascistas sobre viviendas de políticos del PP, hace algo menos de una década. Soraya Saénz de Santa María sabe muy bien de qué hablo, porque lo sufrió en carne propia, en su propio domicilio particular de Madrid». «Allí los matones enviados por Iglesias y toda esa chusma, la chusmosfera de Pablo Iglesias, se pusieron a aporrear la puerta de su domicilio particular. En este sentido, La cosa no llegó a mayores porque llegó la policía y los dispersó», prosigue Eduardo Inda.

«Hoy Pablo Iglesias ha ido al juzgado por una denuncia que interpuso contra Miguel Frontera, quien organizaba las manifestaciones que se celebraban en torno a su Casoplón de tanto en cuando en Galapagar», prosigue Inda. «Y han dicho él e Irene Montero, que sufrieron una angustia y un estrés permanente», relata. «Pobrecitos, pero han olvidado ofrecer un nada insignificante ni baladí detalle, y es que estaban permanentemente guarecidos por no menos de 15 guardias civiles, con lo cual su paz era total y absoluta y de estrés cero patatero», analiza Eduardo Inda.

«Iglesias se ha enfrentado a las puertas de los juzgados con una serie de ciudadanos que le han llamado: ‘¡Vendeobreros!, ¡miserable!’. Desde luego, lo segundo es cierto y lo primero también», recuerda.

«Él dijo que siempre iba a vivir en Vallecas y en cuando pudo, se fue a un casoplón de tres pares de narices de 1,2 millones de euros, en aquel entonces, año 2018, que compró, extrañamente, por 700.000», indica Indica.

«Querido Pablo, no te quejes de los escraches», interpela Inda: «Tú siempre recetaste este tipo de jarabe democrático. Donde las dan, las toman. Y te ha llegado el karma. El karma, cuando rodeaban y se manifestaban en torno a tu casa. Y hoy en el juzgado, cuando te han dicho todo lo que te tenían que decir. La verdad, que eres un vendeobrero, un miserable. Y yo añadiría un tercer calificativo: un delincuente».

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