Candilazos

Hurtadores

Hurtadores
Segundo Sanz

Si Cristiano Ronaldo fuera diputado de la oposición, ya habría expresado su indignación con un «robar, sólo robar» ante los últimos desmanes del Gobierno de coalición y sus socios. Echando la vista atrás hay constancia de que en los años 70 y 80, había comunistas, hoy podemitas de relumbrón, enrolados en organizaciones que practicaron su «activismo armado» con atracos y otras acciones de sabotaje. Ello lo saben bien el padre frapero de Pablo Iglesias o el flamante líder de Podemos en Madrid, José Luis Nieto, condenado por asaltar una sucursal bancaria siendo integrante de Loita Armada Revolucionaria (LAR). Ahora, la sirla marxista ha derivado en las Cortes en una estafa anti-democrática, recién activada por las huestes del Frente Popular. Un atropello al legislativo y un autoritarismo parlamentario propio de las narcodictaduras bolivarianas.

No es casualidad que en la última semana PSOE y Podemos hayan solicitado la tramitación exprés de su limitación de funciones para CGPJ, que hayan pactado con sus aliados del Frankenstein que ni los Presupuestos Generales ni la Ley Celaá reciban enmiendas para regresar del Senado al Congreso o que hayan convocado con calzador, en contra la unanimidad exigida, un segundo Pleno en la Cámara baja para aprobar la polémica ley de eutanasia. Salta a la vista que la mayoría Frankenstein quiere hacer el mayor destrozo en el menor tiempo posible. Como esos atracadores finos que pelean contra su cronómetro para llevarse el preciado botín. Hurtadores de cuello blanco o cartera de piel en los escaños de la progresía.

El rodillo de los secuaces del Gobierno bipartito es tal que hasta quieren controlar la Comisión Kitchen con una diputada de la Ejecutiva de Sánchez en Ferraz pasándose por la entrepierna la norma no escrita de que sea un integrante de un partido minoritario quien dirija los trabajos y modere los debates por aquello de la supuesta neutralidad e imparcialidad. Pero, claro, qué se puede esperar de quien quiso da un pucherazo en su propia casa aquel 1-O de 2016, mangando una urna y escondiéndola detrás de una mampara para imponerse por las bravas. Aquel tiro le salió por la culata.

La banda del Fraudillo se ha fijado el objetivo de tomar el órgano de gobierno de los jueces, de secuestrar al Poder Judicial para ponerlo al servicio de sus intereses espurios y su perpetuación en el poder, cual satrapía chavista. Y mientras, los togados se rebelan, mantienen en prisión a los golpistas catalanes, reclaman auxilio a Europa para conservar su independencia, exigen una Justicia despolitizada, desmontan la Ley Celaá protegiendo el castellano en Cataluña y urgen a investigar las muertes en residencias y la negligencia del Gobierno durante la pandemia, en contra del criterio de la Fiscalía de la socialista Delgado. De ahí las prisas por dar el golpe con tanta celeridad. Trileros.

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