Gazpons
En abril de 2014, siendo Joe Biden vicepresidente de Estados Unidos, su hijo Hunter, que unos meses antes había sido despedido de la Armada estadounidense por dar positivo en cocaína, fue contratado para la junta directiva del mayor productor de gas natural de Ucrania, Burisma Holdings. La empresa era propiedad del oligarca ucraniano Mykola Zlochevsky, que también fue ministro y ocupó otros altos cargos políticos, y que se encuentra fugado de las autoridades ucranianas acusado por haber intentado sobornar a los fiscales para que retiraran todos los cargos en su contra por lavado de dinero, evasión fiscal y corrupción.
Burisma Holdings pagaba a Hunter Biden más de 80.000 dólares mensuales a pesar de su completa falta de experiencia en el campo de las energéticas, en la época en que su padre era el hombre clave del presidente Barack Obama para Ucrania. En el ordenador portátil de Hunter Biden, cuyo disco duro acabó en manos de la prensa, apareció un correo electrónico verificado, en el que Hunter Biden hablaba con un asesor de Burisma, acerca de una reunión concertada con su padre. Se sospecha que éste podría ser el único motivo por el que la empresa gasista le pagara.
En octubre de 2017, siendo Esteban González Pons un influyente político del PP en Bruselas, vicepresidente del grupo del Partido Popular Europeo y portavoz del PP en el Parlamento Europeo; su hijo, Esteban González Guitart, que acababa de terminar unos meses antes la carrera de derecho y un máster de ESADE, con sólo 25 años, fue fichado como representante en España de la compañía energética rusa, Gazprom. Dicha empresa es la mayor compañía de Rusia, maneja una estratégica llave del suministro de gas en Europa y está controlada de forma personal por Vladimir Putin, quien la ha convertido en su ariete de política exterior.
Con sólo 25 años, recién terminados sus estudios y sin la menor experiencia, el hijo de González Pons fue representante legal en España de la macroempresa de Putin entre octubre de 2017 y diciembre de 2019, mientras su padre era vicepresidente del Grupo Popular en el Parlamento Europeo. Al frente de la filial de Gazprom en España, que dirige sus negocios gasistas en Iberoamérica, estaban su director mundial y un ex agente de la Embajada de Rusia en Madrid. Pero el hijo de González Pons dice que no sabía que le habían otorgado esos poderes notariales, que nunca los ha usado y que jamás tuvo ninguna relación con esa empresa ni con nadie de ella.
El Partido Popular le resta importancia a este nombramiento y lo enmarca como una práctica que ellos dicen que es habitual entre los grandes despachos de abogados que trabajan con multinacionales; ya que el hijo de González Pons trabajaba entonces para el bufete internacional Baker & McKenzie. Aún no ha aparecido ningún disco duro de algún ordenador portátil perdido en el que se encuentren correos electrónicos que acrediten la relación con su padre. Lo que sí se puede comprobar fácilmente es que, una vez que su hijo dejó de ser representante legal de la filial española de Gazprom, Esteban González Pons endureció sus declaraciones públicas contra Vladimir Putin, acusó a Rusia de tener a la Unión Europea como objetivo y llegó a calificar de tirano al líder ruso.
Parece evidente que la gasista ucraniana Burisma Holdings pagaba al inexperto hijo de Joe Biden para intentar que, a cambio, su padre les otorgara un trato favorable. Siguiendo el mismo razonamiento, no parece muy razonable que la filial de Gazprom en España contratase al inexperto hijo de González Pons sin esperar recibir nada a cambio, como tampoco es muy lógico que una empresa otorgue sus poderes a un chaval de 25 años al que ni siquiera informa de lo que ha hecho ni de qué se espera de él a cambio. Desde antiguo es sabido que la esposa de César no sólo debe ser honesta, sino que, además, debe parecerlo. De los hijos de los políticos parece que nadie había escrito nada, por mucho que apeste la cosa.