PRIMERA LÍNEA

Europeas 2024: lo que está en juego es la Agenda 2030

Europeas 2024: lo que está en juego es la Agenda 2030

Cuando escribo faltan poco más de dos semanas para el 9 de junio, lo que significa que en breve comenzará en España la campaña de las Elecciones al Parlamento Europeo, donde en la actualidad los grupos mayoritarios son el Partido Popular Europeo (176 escaños, 13 de los cuales son del PP) y la Alianza Progresista (144 escaños, 21 de los cuales los aporta el PSOE). Si hago bien las cuentas, quiero decir. El grupo de mayor peso es el de centro derecha (PPE), siguiéndole los llamados socialdemócratas (S&D), si bien este último aplicado a España es un bulo o sinsentido, porque aquí se murió la socialdemocracia en marzo de 2004. Ambos grupos, aquí si se incluye la voluntad del PSOE, son firmes defensores de la Agenda 2030.

El elector español, en realidad el que nos interesa más, debe saber que será la próxima configuración del Parlamento Europeo, la encargada de llegar a la meta final –de cumplirse los plazos- de la dicha agenda. Esta es la batalla ideológica en definitiva, de manera que parafraseando a Bill Clinton: «¡Es la Agenda 2030, idiotas, es la Agenda 2030!» Más gráfica resulta la frase de la danesa, Ida Auken, recogida en su libro Bienvenidos a 2030: «No tendrás nada y serás feliz». El título íntegro de aquel ensayo, fechado en 2016, era, Bienvenidos a 2030. No poseo nada, no tengo privacidad y la vida nunca ha sido mejor. Dicho en plata: desaparece la privacidad para que la vida de los ciudadanos -convertidos en súbditos- sea gestionada por corporaciones que se encargarán de aplicar los dictados del Grupo Bildelberg definido por sus críticos como «la camarilla que busca socavar la democracia global». 

No hay más, si he descrito correctamente los hechos. Pero tranquilos, en los debates, al menos aquí en España, sólo importará saber quién gana, si el PP o el PSOE, pues no en vano para estas elecciones el Estado es contemplado como una circunscripción única. Listas cerradas, que apelan a todo español en edad de votar. De la trascendencia de estas elecciones da buena cuenta el gesto simbólico de Giorgia Meloni de ir a encabezar la lista italiana, ella, que no se ha significado, precisamente, por la defensa de la Agenda 2030. Por cierto, me parece una corteza de miras criticar la actitud de Meloni.

Pero tranquilos, aquí en España, el folclore aportará divertidas fórmulas de distracción. Ni PP ni PSOE hablarán de la Agenda 2030, porque saben que sus grupos van a ser de nuevo mayoritarios y que por lo tanto este proceso seguirá su curso y en tales circunstancias para qué meterse en el barrizal de las oscuras maniobras en la oscuridad, protagonizadas por salones secretos.

Aquí, en España, tanto PP como PSOE jugarán al trile, con vistas a saber si el uno o el otro quedan mejor situados de cara a las  próximas generales, lo que tarden en llegar. Tanto Feijóo, como Sánchez, a pesar de no encabezar las listas, jugarán un fuerte papel protagonista en la campaña, convirtiendo a sus respectivos cabezas de lista en simples muñecos de trapo en esa fiesta   de pijamas que se nos avecina. Entremos pues en este juego o paripé.

Lo que el español de a pie tiene oportunidad de testimoniar es su hartazgo o no por el juego perverso del autócrata en proceso Pedro Sánchez, que sin la menor duda apelará al miedo a la extrema derecha y a los buenos resultados en las elecciones catalanas y como el firme defensor de la democracia con el añadido de proclamarse autor de pacificar el proceso catalán, pese a que lo primero es simple cortina de humo, para anular a quienes han defendido una mayor independencia del Estado frente a la perversa Agenda 2030, y lo segundo, silenciar los acuerdos bajo cuerda, con quienes siguen trabajando por la independencia unilateral de Cataluña. Ya lo hicieron, con el acuerdo de ceder a Bildu el Ayuntamiento de Pamplona. Nada dijeron, antes de los resultados del 23J, y lo acabaron haciendo. Pasará exactamente lo mismo.

En Baleares, el elector con un mínimo de conciencia crítica debe atender a  lo que han hecho los socialistas los últimos ocho años de Pacte de Progrés y obrar en consecuencia, porque derrumbar al PSIB-PSOE es un imperativo moral o no. Que cada cual decida. Dando por bueno el juego del trile, cabe pensar en el deber de arrinconar al perverso socialista balear con Armengol como la ruinosa gárgola espiritista. Pero, sin olvidar, la verdadera finalidad  de estas elecciones al Parlamento Europeo: el pacto de acabar atando al fin la preocupante Agenda 2030, que en ello van de la mano PP y PSOE.

En cualquier caso, lo que nos vamos a divertir las próximas dos semanas en plan, quítate tú que me pongo yo, con interminables mentiras de por medio, y en todo caso me gusta ver a Fernando Savater cerrando la candidatura del PP, así como a Juan Carlos Girauta en la candidatura de Vox. Son, sin duda, dos opciones de buena fe. Pero acabaremos sin tener nada y siendo felices, porque de eso van estas elecciones: de claudicar como ciudadanos, salvo el hecho de doblarle el pulso a ese oscuro incierto de Bilderberg, algo que es muy poco probable porque el ciudadano medio ha renunciado a la defensa de sus libertades y los principios democráticos. Ya digo: ¡La agenda 2030, estúpidos, la Agenda 2030! Si Lola Flores…: «Si me queréis, irse». 

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