Esto no es «educar en la diversidad», sino un infame adoctrinamiento infantil

drag queens niños

El Ayuntamiento socialista de Alcorcón no se ha apartado del guión de ese sedicente progresismo consistente en que un grupo de drag queens dirija una serie de lecturas cantadas para niños de entre 3 y 13 años dentro del programa de las fiestas del Orgullo LGBTIQ+ y la función se ha celebrado pese a la polémica desatada en la localidad. Al grito del «rosa y el azul son malos, tienes que ser morado» -no podían desaprovechar la ocasión de exhibir su sectaria ideología-, el grupo de travestidos no puede decirse que encandilara al público con su actuación -son objetivamente malos y el vídeo deja constancia de ello-, aunque la cuestión de fondo, más allá  de eso, es que el socialcomunismo haya llevado a cabo este chusco plan de adoctrinamiento imponiéndole a los niños el código de valores de una izquierda que los instrumentaliza de forma ignominiosa.

Todos los lugares comunes de la izquierda elevados a su máxima expresión: un burdo espectáculo para «promover la lectura y la diversidad» que, en realidad, responde a esa obsesión progre por utilizar a la infancia bajo una pátina de falsa modernidad. Que la izquierda tenga que recurrir a esto demuestra que su código de valores no es más que un rancio trampantojo que no oculta su grado de bajeza moral. Si el progresismo consiste en eso que se ha vivido en Alcorcón habrá que convenir que han perdido el sentido de la realidad.

Todo es tan decadente desde un punto de vista intelectual que el hecho de que un grupo de drag queens haya dado la turra a los niños de Alcorcón  con una actuación marcada por los mensajes y consignas del feminismo más reaccionario revela hasta qué punto la izquierda se ha quedado hueca de ideas y ya sólo le queda recurrir a lamentables espectáculos como este. En Alcorcón la izquierda ha vuelto a quedar retratada, porque esto no es «educar en la diversidad», sino una solemne mamarrachada.

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