El doble de muertos de lo que asegura el Gobierno
La gigantesca y reconfortante lección de solidaridad y arrojo ante la adversidad que está ofreciendo la inmensa mayoría de la sociedad española contrasta con la artera forma con la que el Gobierno socialcomunista de España está llevando a cabo el control de las víctimas mortales del coronavirus. Es indecente que a estas alturas no sepamos, siquiera de forma aproximada, cuántos muertos ha causado la pandemia. Por dos razones, la primera porque el olvido interesado del Ejecutivo en relación con los fallecidos que no aparecen en los recuentos oficiales es una indignidad. La segunda, porque la única forma de prever las acciones futuras de la gestión de la crisis sanitaria pasa, indefectiblemente, por conocer con la mayor exactitud posible cuántos contagiados hay en realidad y cuántas personas han perdido la vida a causa de la pandemia.
A día de hoy, no sabemos ni una cosa ni la otra, lo que imposibilita gestionar la crisis y dificulta sobremanera los siguientes pasos a seguir, cuando haya que procecer al desconfinamiento escalonado. La nueva metodología catalana de recuento de víctimas mortales por coronavirus ha duplicado las cifras diarias en esta comunidad y ha confirmado la evidencia de que el Gobierno de Sánchez ha diseñado una mecánica estadística que discrimina parte de las muertes para aligerar el recuento oficial, ofreciendo así una imagen más edulcorada de la tragedia.
Pero este cambio de recuento ha metido en un problema a Pedro Sánchez, porque la estadística nacional sólo está considerando como casos de muerte por coronavirus aquellos en los que se cuenta con una prueba firme o analítica de que, efectivamente, el fallecimiento ha sido provocado por el COVID-19. En un momento en España en el que los test rápidos no llegan de forma generalizada y están limitadas las autopsias, lo cierto es que un gran número de fallecimientos por coronavirus no están siendo incluidos en el cómputo oficial que el presidente y sus ministros muestran en las ruedas de prensa.
Lo que ha hecho la Generalitat de Cataluña es revelar con toda su crudeza la ocultación de muertos que provoca el procedimiento de conteo de víctimas empleado por el Ministerio de Sanidad. Si el nuevo modelo empleado por Cataluña se extrapolara al resto de España, daría un resultado de 39.326 muertes. Un dato estimativo que no tiene motivos para no ser una buena aproximación a la realidad del drama que vive España. Y que es, sin duda, mucho más fidedigno de la terrible situación. Desde luego, lo que no es creíble es la estadística del Ejecutivo socialmunista. Porque es una falacia.