Discutiendo sobre el sexo LGTBI mientras arde Francia
Aunque no lo parezca, este próximo viernes 7 de julio, al término del día en que comienzan los encierros de las fiestas de San Fermín, dará inicio oficialmente la campaña electoral, que concluirá con el intervalo de la jornada de reflexión el domingo 23J.
Decimos «aunque no lo parezca» porque llevamos de facto inmersos en campaña electoral sin solución de continuidad desde recién concluida la pasada Semana Santa en abril. Esto significa que los españoles están sometidos a un continuo bombardeo de declaraciones, descalificaciones e informaciones cruzadas entre los partidos y los respectivos candidatos, hace ya tres meses, y eso sin todavía haber comenzado oficialmente la actual campaña. Esa es una de las patologías que el sanchismo ha incorporado a la política nacional, tras debutar Sanchez con aquel «no es no, ¿qué parte del no no ha entendido, señor Rajoy?», que obligó a la primera repetición electoral.
Sin perjuicio de que de ese «no es no» a Rajoy pasó al sólo sí es sí a los maltratadores. Esa contumaz negativa provocó, como decimos, la primera repetición electoral necesaria para investir presidente de Gobierno al vencedor claro de las elecciones, como había venido sucediendo hasta entonces desde la aprobación de la Constitución en 1978. Esa política frentista entre bloques la reanudó él, con su debut como candidato del PSOE en diciembre de 2015 , y al repetir como candidato en abril de 2019.
A España, el bloqueo político lo trajo Sánchez como consecuencia de la aplicación del Pacto del Tinell, acuerdo establecido tras las elecciones autonómicas catalanas por el partido socialista de Rodríguez Zapatero en 2003, trazando una línea muy roja, un absoluto cordón sanitario para impedir que por acción u omisión, (votando o absteniéndose los signatarios), el PP pudiese gobernar en ninguna institución política ni en Cataluña ni en toda España. Eso, cuando el PP gobernaba con mayoría absoluta; lo que da una idea de la gravedad que aquella decisión significó.
Ahora, el Orgullo LGTBI y la violencia contra la mujer protagonizan la campaña, negociando los pactos en las autonomías que los necesitan para formar gobierno, poniendo el foco en discutir sobre el «sexo de los ángeles» en su actual versión 2.0 del «sexo biológico vs el de género».
La UE olvida la dramática lección de la historia de la que deriva ese aforismo relativo a estar los sabios bizantinos perdiendo el tiempo discutiendo sobre ese angelical sexo, mientras el ejército otomano estaba a las puertas de Constantinopla, la capital del imperio Bizantino y que caía a continuación, pasando a convertirse en Estambul, capital del Imperio otomano.
La grave situación que atraviesa Francia parece inexistente para los candidatos, siendo de gran importancia para el futuro de España y de los españoles. Por supuesto que lo es para el de todos los europeos, pero el lobby de Bruselas parece que sólo tiene ojos para Hungría y los que no se someten a su orgullo ucase y al de su política inmigratoria.
Así, Sanchez ha inaugurado la Presidencia europea yendo a Kiev a rendirle la pleitesía obligada al actor Zelenski, embutido en el uniforme del personaje que interpreta cual héroe militar salvador de Occidente, prometiéndole toda la ayuda militar y económica que necesite -como si saliera de su bolsillo- sin intercambiar información alguna con quien en 20 días puede ser el llamado a sustituirle y definir la posición española durante el semestre.
Las redes sociales, como hemeroteca audiovisual y escrita -previa la necesaria verificación para evitar los fake demasiado frecuentes- , recuerdan y actualizan informaciones de hace escasos años ahora hechas realidad en Francia. De obligada revisión, una de Trump siendo presidente, afirmando que «Francia ya no era Francia» tras el atentado contra un sacerdote francés por islamistas del DAESH. Recordemos que España padeció el 11M el mayor atentado terrorista de Europa hasta ese momento, que fue de origen islamista, y que está muy reciente entre nosotros el asesinato de hombre confundido con un párroco católico por parte de un inmigrante magrebí ilegal y radicalizado. En Bruselas y España discutiendo acerca del sexo LGTBI, mientras arde Francia.
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