El dinero de la UE no es tuyo, Pedro Sánchez

El dinero de la UE no es tuyo, Pedro Sánchez

El presidente de Gobierno quiere controlar de forma absoluta los fondos europeos contra el Covid, una lluvia de millones que Pedro Sánchez pretende repartir a su antojo, olvidando que la ayuda comunitaria obliga a distribuirlos con criterios objetivos. Pero el jefe del Ejecutivo está dispuesto a hacer un uso partidista de los mismos y se niega en banda a que un auditor externo garantice la correcta asignación del multimillonario rescate. Se piensa que el dinero es suyo y quiere utilizarlo como poderosa baza electoral. El argumento socialista para negarse a que un auditor independiente impida el reparto discrecional de los fondos es que saldría caro: esto es,  que «produciría un aumento de los créditos presupuestarios». Hace falta tener cara.
El PP ha desmontado la burda excusa del Gobierno, porque el mismísimo Ejecutivo socialcomunista reconoció en su día que la creación de un órgano de control no implica mayor coste de personal, pero ahora que una parte del dinero de la UE puede llegar en breve, Pedro Sánchez quiere repartirlo a su antojo. Esto supone primar a los afines perjudicando a quienes no le bailen el agua. Es una utilización perversa de unos fondos que otros países, como Italia, repartirán con criterios objetivos después que su asignación se haya alcanzado por consenso. Aquí todo lo contrario: Sánchez los utilizará como le venga en gana. Dispondrá de ellos sin ningún tipo de control, porque el Gobierno ha impedido que el reparto fuera fruto del consenso parlamentario. Una mera comparación entre el programa presentado por Italia ante la UE y el de España provoca melancolía: el Gobierno de Mario Draghi ha presentado un informe con los gastos detallados por sectores, orientado a la modernización del país y bajo la premisa de no subir impuestos. Contiene ayudas a las familias y a las empresas penalizadas por la pandemia. El programa de Sánchez, sin embargo, es el único de la UE que aboga por subir impuestos, algo que ni el Gobierno socialista portugués se ha atrevido a hacer por considerar que sería perjudicial para una economía machacada por la pandemia. Vamos por dirección contraria, pilotados por un presidente que quiere utilizar los fondos como catapulta electoral.

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