Dime quién eres y te diré dónde veraneas

Dime quién eres y te diré dónde veraneas

Ya dice el refrán que cuando el gato no está los ratones hacen fiesta. Huérfanos de gobierno y de casi la totalidad de los políticos, y esperando que nadie nos haga la cuenta, nos solazamos con un paseo por nuestro litoral.

Veranear en las playas gaditanas, y más concretamente en Zahara de los Atunes, es estar en el epicentro de lo políticamente correcto. El elevado porcentaje del progre-chic por cada metro cuadrado del extenso balneario permitiría pensar que hasta el propio Pedro Sánchez podría alternar por allí sin ser ensordecido por las pitadas populares. ¡Pero casi mejor que Bolaños no arriesgue!

Entre esa pandilla destacan los humoristas cojitrancos que sólo encuentran inspiración en lo que hacen o dicen los políticos liberales o conservadores. -Cada uno se ríe con lo que quiere- es, más o menos, lo que contesta el Gran Wyoming cuando le plantean esa paradoja. Eva Hache, como es más simple, se pone digna poniendo un gesto serio que no le pega nada con su cara de chiste, y cuando alguien la enfrenta a sus contradicciones luce la recurrida superioridad moral.

Desde Cádiz nos vamos a la mayor de las Pitiusas. Que el sufrimiento de una pandemia tan brutal permitiera valorar lo que de verdad merece la pena era una posibilidad y un deseo; pero, o ha sido demasiado corta o ha sido demasiado mediática, y no ha llegado a calar en nuestras conciencias tanto como hubiera sido necesario. Al final uno querría pensar que, por poner un ejemplo, los descubridores de unas vacunas que han salvado millones de vidas pasarían a la cumbre de la admiración de los ciudadanos; sin embargo, esos altares siguen estando ocupados por los símbolos del famoseo, del deporte y de las redes sociales. Toda esta disquisición para comentar que a esas tribus las encontramos principalmente en Ibiza, donde se aseguran que son reconocidos por sus colegas -futbolistas o participantes de realitys-, por los periodistas y por los porteros de los lugares de moda.

Dentro de este grupo este verano han brillado con más intensidad Cristina Pedroche y Leo Messi. La primera es ya una estrella rutilante de la superchería opinativa y el exhibicionismo controlado que hace aparecer como un pinche de cocina al bueno de Dabiz. Respecto al astro argentino solamente decir que está donde está el resto de las estrellas del futbol mundial, y que el dinero que le ha proporcionado su talento balompédico va a permitir veranear donde quieran a muchas generaciones de la familia Messi. Lo único es que algunos llevan mal que se exhiba en este año que se ha sabido que su valor y patrimonio crecía a la vez que disminuían los del club que le dio todo, hasta el punto que los de este han quedado tan bajos que ya no le interesan ni al propio Messi.

Y en el top one de exclusividad y extensión temporal está, como no podía ser de otra manera, el presidente del Gobierno. Permítanme que no nos arriesguemos a una localización concreta, que es complicada dada la riqueza en residencias palaciegas del Patrimonio Nacional. Además, el matrimonio Sánchez-Gómez, que ha vuelto a dejar en casa La Comedia Humana, ha compuesto una intensa agenda lúdico-deportiva (eso sí, friends&family) en distintos emplazamientos; lo que permite pensar que, a pesar de la que nos está cayendo, no han llegado muy cansados a esta altura del partido. Ya sabemos que hay algunos que tienen poca afición por el negro sobre blanco y a los que parece que el photocall no les exige mucho esfuerzo. Completamente distinto era Alfredo Di Stefano que, dándolo todo en el campo, decía que a él no le cansaban los partidos sino tener que comentárselos los periodistas.

Nadie espera que lea cuatro mil páginas a la semana como hacía Kennedy en Cape Cod, o que pinte o escriba obras de Nobel como Churchill en Chartwell; y todos entenderán que las actividades programadas sean las adecuadas para un hot president y aseguren la no aparición de episodios neurológicos por inusual sobrecarga mental.

PD: el reto del verano es saber dónde caza estas vacaciones Pablo Iglesias. Dificulta su localización el nuevo look y que parece haber sido abandonado por su última compañera, que, como es costumbre, ha utilizado al ex melenudo ex vicepresidente para colocarse en el entramado político.

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