La Diada, día de luto para media Cataluña

La Diada, día de luto para media Cataluña
La Diada, día de luto para media Cataluña

El domingo se celebra la Diada, la “fiesta nacional” de Cataluña para los separatistas y un día de luto para los catalanes que no somos independentistas. Y lo es porque se ha convertido en una fiesta llena de odio, en la que millones de catalanes somos insultados por parte de los líderes que gobiernan la autonomía y los fanáticos que les apoyan. Tanto en los actos oficiales de la Generalitat u otras instituciones dominadas por el independentismo, como en las manifestaciones y aquelarres diversos el mensaje será de división, de ataques a las instituciones comunes de todos los españoles y de rencor hacia todos nuestros compatriotas del resto de España. Sea desde el púlpito de Pere Aragonès, o desde el escenario que monte la ANC en su menguante manifestación ‘multitudinaria’ de un millón de asistentes virtuales y quince mil reales, no habrá ninguna palabra de reconciliación ni de arrepentimiento. Escucharemos diversos grados del “ho tornarem a fer”, con tono más o menos agrio, y a gritos o con voz más calmada.

La Diada nunca ha sido la fiesta de todos los catalanes, siempre ha sido un aquelarre nacionalista, dado que está basada en la manipulación histórica que vende el soberanismo conforme el 11 de septiembre de 1714, con la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V, se perdieron las “libertades catalanas”, cuando fue una guerra civil entre españoles, porque españoles había en el bando austracista y en el borbón. De hecho, hubo catalanes a los que le fue muy bien con la victoria de Felipe V. Pero como el nacionalismo ha creado una realidad paralela en la que “España” siempre ha estado “contra Cataluña”, escogieron el 11-S como la “Diada Nacional de Cataluña”. Y el PSC y los neocomunistas en sus sucesivas reencarnaciones, por supuesto, se lo tragaron, y el PP también ha ido a unas cuantas ofrendas florales. Siempre les han pitado e insultado los radicales independentistas concentrados ante el monumento a Rafael Casanova, pero allí estaban llevando sus ramos con el logo socialista, neocomunista o el popular, ejerciendo de figurantes, por no decir de tontos útiles, siempre vejados mientras sonreían para las cámaras.

La división del separatismo tras el fracaso del golpe de Estado del 1 de octubre de 2017 ha llevado a que durante la Diada hayan aumentado el número de incidentes entre separatistas. Hay mucho botín en juego, y en Cataluña las acusaciones de “traidor” y “vendido a España” son las armas para intentar quedarse con la llave del tesoro. La ANC, que ha decidido jugar la carta de Junts, ha cargado contra Esquerra, y Pere Aragonès ha dicho que, para ser insultado, no va a la manifestación. Por supuesto, a los cinco minutos todos los consejeros que Junts tiene en el Govern dijeron que iban a acudir. Los neoconvergentes quieren visualizar que los nuevos “botiflers” son los de ERC por “dialogar” con el PSOE. Tiene gracia que los neopujolistas de Jordi Turull y Laura Borràs llamen “vendidos” a los de Oriol Junqueras por ejercer el “pujolismo” hasta sus últimas consecuencias.

Pero no se equivoquen. La división del separatismo sólo se sustancia a la hora de repartirse el botín. En el resto de temas están totalmente de acuerdo. Cuando se trata de despreciar y sojuzgar a los millones de catalanes no secesionistas, no dudan en actuar conjuntamente. Por ejemplo, para impedir que los niños castellanoparlantes reciban ni un minuto de español en las escuelas. Luego se pelearán sobre en cuestiones menores, sobre si el español es o no “curricular” y si eso es lo mismo que “vehicular”, pero el hecho es que Junts y ERC trabajan conjuntamente para impedir que centenares de miles de niños reciban docencia en su lengua materna. Y lo mismo hacen con TV3: se pelean por controlarla, pero a ambos partidos ya les va bien que sea un medio de comunicación sectario y propagandístico que sólo siembra rencor entre Cataluña y el resto de España.

El domingo es un día de luto porque la fiesta oficial de nuestra comunidad autónoma se celebra contra más de la mitad de los catalanes y por qué está presidida por unos partidos políticos que nos desprecian y nos consideran ciudadanos de segunda. Y, lo peor, es que no podemos esperar ayuda del Gobierno de España, por qué tiene entre sus “socios preferentes” a los supremacistas que gobiernan Cataluña.

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